22- La trampa del bucle

549 97 2
                                    

Yibin y Seung sintieron un brutal escalofrío que les hizo erizar las plumas, inmediatamente cubrieron a Mari, quien no entendió del todo que sucedía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yibin y Seung sintieron un brutal escalofrío que les hizo erizar las plumas, inmediatamente cubrieron a Mari, quien no entendió del todo que sucedía. Seung fue el primero en verlo, los ojos llameantes y cubierto en un abrigo negro, descalzo y con el cabello suelto, cualquiera podría haberlo confundido, pero él sabía que era Yuuri. Le pidió a su padre que protegiera a Mari antes de comenzar de caminar hasta el monje, la energía de Yuuri había cambiado con creces, su magia desbordaba, no se sentía amenazador, pero tampoco sabía cómo acercarse.

- ¿Yuuri? - Pronuncio con cariño.

- Aniki - Gimo el azabache, que a trote calmo, llegó hasta el tengu. Sin poder aguantar el llanto, Seung le envolvió en sus brazos y cubrió con sus alas. Se separó levemente para observar al menor, las pupilas de Yuuri brillaban en un resplandeciente color naranjo, el fondo de su ojo era completamente negro, bajo la camiseta vio extenderse una mancha negra que le alarmó, separándose del azabache tomó sus manos, ambas ennegrecidas, hizo la ropa hacia atrás en su brazo derecho... su piel era oscura cual carbón. Apretó los labios con impotencia ¿Yuuri se quedaría así? - Tranquilo, no duele- No... era un dolor mudo, el mismo que llevaba sintiendo hace días.

- Tienes que dejar de darme estos sustos Yuuri, ya no soportaré más todo esto... todos me preguntan si estarás bien, pero ya no lo sé... no sé... - El azabache se esforzaba por secar las lágrimas del mayor, beso su mejilla y volvió a abrazarlo.

- Lo siento, Seung, sé que te preocupas por mi, lamento no poder cuidarme como debería- Dijo acariciando suavemente el arco superior de las alas del tengu, sabía que aquel movimiento calmaba al yokai.

- ¿Yuuri? - Era Mari, Yuuri se sintió nervioso de que su hermana le viera, Seung sintió aquel nerviosismo y le cubrió más con sus alas- Seung, ¿Es Yuuri, cierto?- Mari sentía su pecho apretarse, la angustia en su rostro no hizo mella en la expresión estoica del familiar de su hermano. El tengu miro al menor aun apresado en su abrazo y Yuuri negó con la cabeza.

- Lo siento, Mari-sama - Seung emprendió vuelo sujetando firmemente a Yuuri, lo llevo cerro arriba, aun cuando sintió un segundo aleteo tras él- Yuuri... papá nos sigue.

- Esta bien, no podremos alejarnos de él tan fácil...

Descendieron. Cuando Yibin pudo finalmente ver a su hijo... y se quebró. Su cuerpo teñido en negro y los ojos incendiados... ¿Que estaba pasando con Yuuri? Atrás había quedado el niño que se escondía en las faldas de Hiroko cuando veía un tanuki o un hada en el jardín, le había visto hacerle una finta a un demonio serpiente para que quedase expuesta, abrirse una herida sin parpadear para que esta saltase en busca de sangre... había cambiado, sí, y por supuesto que lo sabia, pero ahora sentía que su niño no volvería. Calló de rodillas y Yuuri corrió hacía él.

En el aroma de Yuuri percibió el néctar que rodeaba al espíritu albino... ¿Un dragón? ¿Un dios? No creía en las palabras de Lilia...su amor había condenado a su hijo a la muerte, aun cuando era tan joven. Los ojos de Yuuri conectaron con los suyos, estaba preocupado, el ceño fruncido y sus manos alegando por atención sobre sus hombros.

El alma del dios del HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora