El chico

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Narrador Omnisciente

Caleb una vez afuera miro al de orbes anaranjadas y este solo quería irse de ahí.
-Hey, todo va a estar bien. Solo coserán la herida en tu brazo y luego llamarán a tus padres.- dijo Caleb intentando calmar al chico. El chico dejó de tiritar al ver los ojos verdes de Caleb y lentamente, intentando de entender algo de lo que había dicho, cosa que no logro, asintió.

Ambos adolescentes entraron nuevamente al hospital y les pidieron que pasaran a una sala para inmediatamente atender la herida. El doctor llegó con los implementos necesarios y, el chico al ver nuevamente al doctor, no pudo evitar alterarse y agarrar fuertemente el brazo de Caleb. El de orbes verdes al notar el fuerte agarre del chico, acarició suavemente del brazo intentando transmitirle calma. El peli rojizo no soportó más al ver la aguja y intentó salir de la sala pero Caleb tomo su brazo sano y lo devolvió a su lugar. El chico intentaba levantarse y al ver una inyección en frente de su cara, se descontroló por completo. Sus manos comenzaron a quemar en sobremanera y ahora gritaba intentando escapar. Lo último que sintió fue un pequeño pinchazo, ocasionado por la jeringuilla, y lentamente cayó dormido.
El doctor medio confundido por el estado del herido, curó la herida en el brazo del adolescente y se fue de ahí después de un rato. Caleb espero pacientemente a que el chico despertara.

Despertó después de media hora y su mirada era de terror. Caleb intentó tranquilizarlo pero el chico retrocedió lo más que pudo. El de orbes verdes levantó las manos mostrando que no le haría nada y se fue acercando lentamente al peli rojizo. Este lo miro atento y lentamente se acercó hacia el peli café, quien sonrió y le tendió la mano. Caleb dejó al de orbes anaranjadas en la camilla. Cuando este cayó dormido, salió de la habitación asimilando que haría con aquel chico tan extraño. Estaba claro que el chico no sabía hablar y lo más probable es que no tuviera padres pero..¿de donde había aparecido si en toda su vida nunca lo había visto por ese pueblo? Después de una larga reflexión llegó a la conclusión de que por el momento el chico se quedaría con el mientras veía que podía hacer.

El doctor dio la orden de que podían irse y Caleb asintió entrando a la habitación donde se encontraba el de cabellos rojizos. Lo empezó a mover suavemente para que despertara y, cuando lo hizo, lo ayudó a pararse para poder irse a su casa. Vio que el chico iba muy adormilado por lo qué apresuró un poco el paso. Caleb agradecía internamente de que sus padres querían que se independizara a temprana edad, dándole un departamento propio con los gastos cubiertos.

Una vez en la casa, Caleb llevó al extraño chico hacia su habitación ya que este no tenía ningún otro donde dejar a su invitado. Afortunadamente, la cama era demasiado grande como para que quepan 4 personas cómodamente. Caleb sacó algún pijama que pudiera quedarle al desconocido ya que, el chico era un poco más alto y no sabía si había algo en su armario que le quedara. Al encontrar algo lo suficientemente decente, se lo dio al chico quien, ya casi quedándose dormido, miro las prendas y luego a Caleb con cara de confusión. El de orbes verdes miró al peculiar chico y le extrañó que este no supiera como ponerse el pijama. Sacó su propio pijama, que no ocupaba la verdad ya que normalmente dormía en ropa interior pero, al tener un invitado  no quiso incomodar. Mostró prenda por prenda como había que ponérselas y solo le quedaba suplicar a que él haya entendido. Para su suerte, el chico comenzó a cambiarse y Caleb fue por un vaso de agua para ambos. Había sido un día largo y el chico debía de tener algo de sed por lo menos. Al volver Caleb noto que el de orbes anaranjadas se había puesto la polera al revés. Por lo tanto dejó los dos vasos de agua a un lado y lo ayudó  a ponerse bien la polera pero se detuvo al notar todas las cicatrices y heridas que tenía en su abdomen.
-¿Que te pasó?..¿Quien te hizo esto?..-preguntó Caleb. El peli rojizo solo lo miró de manera somnolienta y Caleb decidió que era en vano preguntar que había pasado. Puso la polera como debía y le entregó el vaso de agua. El peculiar chico al ver el vaso en sus manos miró con ojitos brillos el agua adentro del recipiente.- así mira..- Caleb tomó un sorbo de agua- vamos, toma..- el chico tomó el vaso y lo tomó como si no hubiera tomado agua en años. Cuando terminaron ambos sus vasos de agua, se recostaron en la cama y el chico cayó tan pronto su cabeza tocó la almohada. Caleb tenía millones y millones de preguntas sobre aquel peculiar chico que dormía en su cama. Miró al de ojos anaranjados quien, por primera ves en el día parecía relajado y no asustado como estuvo durante todo el día.

Mañana sería fin de semana por lo que no tendría de que preocuparse pero tendría un gran problema cuando esté se acabara pues no tenía con quien dejarlo y le asustaba que si lo dejaba solo este pudiera meterse en problemas de alguna u otra forma. Decidió dejar todas esas preocupaciones para mañana ya que estaba cansado pero justo cuando estaba a punto de quedarse dormido vio como fuego salía disparado de las manos del chico hacia su espejo.
-WHAT THE FUCK...

En otra parte
-¡No podemos perderlo! ¡La gente ahí afuera peligra con esa monstruosidad!- el comandante estaba gritándole a todo mundo. Un científico se acercó.
-Señor, con todo respeto, si le avisáramos a las guardias de menor rango sería mucho más fácil encontra—
-¡Estás mal de la cabeza!¡Eso asustaría a todo mundo!¡No podemos decirle a NADIE!..- el comandante estaba desesperado por encontrar al chico
-¡Búsquenlo por todos los rincones posibles!
-señor.-era uno de sus hombres- encontramos registro de un incendio sobre una heladería en un pueblo no muy lejos de aquí.
-Parece que ya sabemos por donde empezar.¡Registren todo el lugar. Si es necesario vayan casa por casa preguntando por el chico pero tráiganlo de vuelta!
-¡Si señor!- tropas y tropas salían del lugar. El chico era un peligro para la humanidad según los pensamientos del comandante y él no pensaba cambiar de opinión fácilmente.
-Ese niño no tiene oportunidad de escapar. Si no lo traen entonces morirá allá afuera en ese lugar porque nadie es tan amable en estos tiempos como para ayudar a alguien en su estado..- se decía el comandante una y otra ves..























































































































¿O si?

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