Leer/preguntas

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Narrador Omnisciente 

Caleb estaba sentado en su sala de estar pensando que había pasado ayer. No despertó al chico porque no sabía que haría después de eso. De no ser porque su espejo está destruido, obviamente pensaría que todo es un sueño pero tuvo que levantarse a apagar el fuego rápidamente y el espejo está en el basurero, entonces era prácticamente es imposible pensar en que hubiera sido un sueño ¿Que se supone que haría con un chico de probablemente su misma edad, sin que sepa hablar y que puede tirar fuego por sus manos, en este momento?

El de cabellos castaños tenía tantas preguntas sin respuestas y estaba a punto de darse por vencido cuando vio una cabellera rojiza aparecer en su campo de visión y de repente unas de sus muchas preguntas encajaron.
-¿Tú destruiste la heladería?..-el chico lo miró confundido.-¿Fuiste tú el que incendió la heladería, verdad?- el de orbes anaranjadas, al comprender un poco lo que el contrario decía, agacho la cabeza. Caleb un poco frustrado decidió ir a la cocina a donde prepararía el desayuno mientras pensaba que haría con el chico.

Una ves en la cocina, empezó sacando todo lo que iban a desayunar pero se detuvo al ver que no tenía ni la menor idea de que le gustaba al de mayor estatura y que preguntarle sería en vano por lo que sirvió un poco de todo en la mesa. En cuanto a la leche y el café, llamó al chico para que probara un poco de las dos. Le pasó primero la de café a la cual escupió apenas tocaron sus labios. Le pasó la tasa con leche a la que inspeccionó su aspecto antes de probarla. Al ver su sabor tomó el resto de la taza y miró expectante por otro poco de eso que acababa de probar. Caleb llevó al chico a la mesa y fue a por otra taza de leche mientras también traía el pan a la mesa. Una ves en la mesa, el dueño del apartamento dejó la tasa la cual, el de orbes anaranjadas tomó apenas fue puesta frente a sus ojos. El de cabellos castaños sonrió y dejó el pan en la mesa, sacando uno para el y otro para el chico. Los panes estaban cortados ya que Caleb temía que el chico no supiera como cortar uno. El de orbes verdes comía tranquilamente pero al ver que el peli rojizo no comía nada y solo lo miraba, dejó su pan de lado y agarró el pan del peculiar chico y pensó un momento que podía echarle al pan de su acompañante. Finalmente se decidió por un pan con manjar, le puso un poco al pan y le pasó esa pequeña porción de pan con manjar a la cual el chico miró expectante y después de unos segundos se llevó el pedacito a la boca. Abrió los ojos de sobremanera y miró a Caleb expectante a por otro pedazo. Este rió ligero y le pasó el resto del pan. Ahora ambos comían felices su desayuno, Caleb en ese pequeño lapso de tiempo decidió que en esos dos días, gracias a que le faltaba poco para que acabara el primer semestre, se dedicaría a ayudar a que el de orbes anaranjadas aprendiera a comunicarse y ojalá que pudiera responder sus preguntas. Miró al chico atentamente y finalmente sonrió al ver cómo sacaba otro pan y se lo daba para que le hiciera lo mismo que el anterior.

Iba a tomar el pan cuando volvió a salir fuego de las manos del de poderes y el pan se quemaba al instante desintegrándose. El chico se levantó rápidamente de la mesa y se fue a la habitación. Caleb un poco perplejo por la situación, se levantó y caminó hacia su habitación donde lo encontró poniéndose los guantes con los que lo había encontrado cuando lo conoció. Cuando el de orbes anaranjadas vio a su salvador, se asustó y su único pensamiento fue esconderse debajo de las sábanas. Caleb se acercó un poco inseguro.
-Hey, todo está bien. Tranquilo..- Dijo el peli café, quien lentamente quitó las sábanas encontrándose con esos ojos anaranjados tan bonitos ante sus ojos. Caleb sonrió y extendió su mano invitando a aquel chico a volver a la sala donde estaban.

Un rato después
-Caaleeeeb..- decía el de orbes verdes, modulando lo más que podía para que el chico pudiera entender.
-¿eb?- el de mayor estatura intentaba con todas sus ganas poder lograr aquella palabra. Caleb rio y volvió a decir su nombre.- aeb..al..- Caleb miraba al chico expectante.- ¿alllleb?..¿C-Caleb?,Ca-aleb¡ ¡Caleb!- El peli café sonrió ampliamente y asintió repetidamente.
-¡Si!- se apunto.- yo Caleb- ahora apuntó al chico-¿tú?- el chico lo miró y se apuntó.
-¡Caleb!..- Caleb río y negó, repitió su acción anterior y el chico pareció pensarlo un poco más.
-Ler..ver...over..- negó intentando encontrar las palabras correctas.- Olver..O-Oliver..¡Oliver!- Oliver sonrió con demasiado entusiasmo apuntándose. Caleb sonrió, le había tomado media hora pero había logrado un pequeño progreso.
-Oliver, que te parece si ahora aprendemos cosas básicas?- preguntó el de hebras castañas sacando sus antiguos libros de su infancia donde aprendió a leer y a escribir.
-¡S-Si!..- Oliver sonrió y miró cada libro con demasiada concentración
-Entonces...

Mientras tanto en el laboratorio...
-Señor, hay un reporte en un hospital cerca del incendio sobre un chico que llegó a ponerse puntos en el brazo izquierdo. De acuerdo a donde estaba el chip, podría ser el chico.
-¡Y que están esperando!- el comandante miró a su discípulo.
-Hay un problema señor. El chico ya no está en el hospital y el doctor me dijo que el chico venía acompañado por alguien.
-¡Pues empiecen a tocar las puertas de cada casa o departamento pero traigan al engendro de vuelta!- el señor desapareció rápidamente de ahí dando la orden a sus compañeros los cuales se pusieron a trabajar al instante y en poco tiempo, todos ya estaban todos los soldados tocando las puertas de la zona...

Mientras que Oliver y Caleb...
-¡Fuego!,¡¡avión!,¡perrito!..- Caleb aplaudió fascinado por lo rápido que aprendió Oliver. Dejó las cartas en la mesa y le dijo a Oliver que iban a tomar un pequeño descanso. Decidió pedir el almuerzo a domicilio ya que si hacia el almuerzo se demoraría mucho y era un poco tarde para ser verdad. Luego de pensarlo por un rato decidió que una pizza estaría bien. Pidió la pizza y se encaminó a su habitación. Apenas vio a Oliver, se escucharon unos toques en la puerta por lo cual se extrañó por lo rápido que había llegado su pizza. Abrió la puerta y...
-Tenemos que hacerle unas preguntas. ¿Podemos pasar?...

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