Capítulo 4.

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Lenna.

Hoy es domingo. Ayer Lily se la pasó de lo más bien con Matthew, tanto que cuando llego a nuestro punto de encuentro chillo como una loca y nos contó sobre su "cita". Yo no creía que una cita fuera llevarte a la sala de menesteres a quien sabe qué cosa. Bueno, el punto era que el plan había salido bien, ningún Weasley o Potter se había enterado del paradero de su hermana/prima a esas horas de la noche.

Ya había pasado el desayuno y ahora me encontraba en la biblioteca. Me había ofrecido como voluntaria para ayudar a Pince, la bibliotecaria.

Estaba guardando los libros de la sección C cuando escucho unas risitas detrás del librero.

-Shh, nos van a descubrir. -dijo una voz masculina que se me hizo algo familiar.

-La anticuada bibliotecaria tiene sus narices en otro lado como para darse cuenta de nosotros, Jimmie. -una voz demasiado melosa y femenina se escuchó y me dio asco.

-Soy James, no Jimmie, Ana.- volvió a decir, pero esta vez más duramente.

Y ahí caí en cuenta de que el maldito cerdo que hacía "esas" cosas en la biblioteca era James, James Potter. Entonces interferí.

-¿Que se supone que están haciendo?-pregunté y los vi en una situación demasiado comprometedora- ¡Oh, por Merlín!- exclamé cuando noté que la chica tenía la mano metida en el pantalón de James y el las suyas bajo la camisa de la chica. Entonces ellos se separaron al instante.

-¿Quién eres? -me preguntó la chica -¿Como te atreves a interrumpirnos? ¡Descarada! -me acusó muy enojada por cortarle un buen polvo.

-Primero, ¿tú eres? Yo soy la encargada de este sector de la biblioteca por lo tanto puedo interrumpirlos. Y en todo caso, la descarada eres tú, por manosear a un chico en lugares públicos. -le dije igual de enojada y James rio. ¡Estaba gritándome!

-¡Me importa un bledo que seas la puñetera encargada! A mí nadie me habla así.

-Te va a importar cuando vaya a reportarte con la directora McGonagall por tu indebido comportamiento.

-¡No permitiré que hagas eso! -me dijo y giró a ver a James quien se reía por la situación, cosa que me molestaba- ¿Y tú de qué mierda te ríes?

-Pues, ella te ha cerrado el hocico- dijo James y rio de nuevo- mejor vete, Ana. Lo dejaremos para otro día. -La chica iba a protestar pero la miro serio. La chica bufó y se fue.

-¿Estás consciente de que la sanción también va para ti? -le dije y él me miró.

-Totalmente, jefa. -sonrió cínicamente - Aunque agradezco que me hayas encontrado tú con las manos en la masa en lugar de la bibliotecaria. Ahí sí que tendría problemas, y no quiero eso.

-¿Te parece bueno que te haya encontrado yo? -le pregunté incrédula.

-Por un lado, si. Se que no dirás nada.

-¿Qué te hace pensar eso?

-No lo sé, una corazonada, tal vez. -dijo restándole importancia y yo negué con la cabeza.

-Bueno, quizás te equivoques.

-Ajá, ¿y qué tengo que hacer para mantener esa boca cerrada? -dijo acercándose a mí con aire coqueto y una media sonrisa.

-Mmm, no lo sé... -también me acerqué a él siguiéndole el juego- No volver a traer a chicas a la biblioteca para hacer ese tipo de cosas, ¿quizás? -le dije y me alejé para volver a poner los libros en su lugar.

Lo mire de reojo. Negaba con su cabeza mientras reía. Me dio una última mirada y cuando nuestras miradas cruzaron me guiñó el ojo y se fue.

Una sonrisa se escapó de mis labios y enseguida la escondí. ¿Por qué sonreía?

——

El domingo pasó, como también el lunes, martes, miércoles, y así pasó todo el mes de septiembre.

Hoy era primero de octubre y había una euforia entre la familia Potter y Weasley. Un simple pero gran motivo: la fiesta de Halloween. Estábamos todos ubicados en la mesa de la casa Gryffindor. Yo, echa a un lado, leía mi libro.

-A ver, faltan 31 días exactos para la fiesta. Hay que pedirle permiso a McGonagall para utilizar la Sala de Menesteres. - dijo Lily.

-Muy bien. Hay que repartirse las tareas.- comenzó Hugo y todos asintieron- James, Fred, Lily y yo nos encargaremos de repartir volantes y promocionar la fiesta, además de ayudar a decorar y esas cosas. Molly y Lucy se encargarán de conseguir las decoraciones, ya saben, calabazas brillantes que floten, esqueletos, toda esa mierda. Roxanne y Dominique se encargarán de la comida. Y por último, Rose, Albus y...¿Lenna, te gustaría participar? -preguntó y en ese momento dejé mi libro y mire a los Weasley-Potter. Todos esperaban mi respuesta, me empecé a sentir incómoda por ser observada por tantas personas.

-S-Si, seguro.- dije algo tímida y me pegué mentalmente.

-Bienvenida a la manada de las fiestas, chica. - dijo Fred y todos rieron, incluyéndome.

-Muy bien, entonces, como decía, Albus, Rose y Lenna se encargarán de decorar y revisar que todo esté en orden. ¿Estamos todos de acuerdo? -dijo y todos asintieron- ¡Este año los Weasley-Potter le enseñarán a Hogwarts quienes son los dueños! -gritó y toda la familia comenzó a aplaudir y soltar alaridos, a lo que los demás estudiantes los miraban raro y yo solo reí.

-No te arrepentirás de estar con nosotras, Len. -me dijo Lily- somos el alma de la fiesta.

-Así es.-continuó Molly- Además, por ser Halloween, debemos llevar un disfraz. Ve pensando uno.

-¿De McGongall, quizás? -dije y ellas rieron.

-Quizás el de la bibliotecaria te quede bien. -me dijo James y yo reí.

-¿Tú crees?

-Por supuesto, puedo asegurarlo. -reímos.

Ah. Mi relación con James mejoró. Después del incidente en la biblioteca comenzó a tratarme más amablemente. Al principio dudaba de sus intenciones, pero luego me di cuenta de que quería mejorar nuestra amistad y deje que las cosas siguieran como estaban. Ahora me llevaba mucho mejor con él.

Espero seguir así de bien con él, llegar a más. Esperen, ¿a dónde quiero llegar?

El Águila y El LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora