Un Ángel que es castigado cae a la tierra, tiene como misión volver a recuperar su posición en el cielo, mientras tanto el Ángel es observado por otro Ángel para informar de su comportamiento en la tierra sin saberlo, estos dos Ángeles pasan por un...
Me acerqué a su cuerpo inerte, toque su cuello buscando pulso que afortunadamente encontré.
─ ¿Está bien? ─ pregunto el idiota atrás de mí.
─ Si te refieres a si aún respira, por tu maldita suerte si, aún lo hace. ─ solté un gruñido y pase mi mano por detrás de su rodilla y la otra en su espalda, cargándola al estilo nupcial.
─ No pretendía hacerle daño...
─ Cállate antes de que te mate y me valla al infierno. ─ interrumpí su patética disculpa y con las manos ocupadas maniobre para llevar a Charlotte a mi habitación.
La recosté en mi cama y rápidamente antes de que Bill entrara, tapé su cuerpo casi al descubierto con una frazada.
─ Lamento meterte en esto Charlotte. ─ susurré acariciando su cabello retirándolo de su rostro.
─ ¿Tienes permitido salir con humanas mientras me espías Bond? ─ bromeó estúpidamente mientras daba vueltas en la habitación por preocupación.
─ No te espío, verifico que no tires tu única oportunidad por la borda. ─ expliqué dirigiéndome a él señalando el pasillo para bajar al despacho de la casa.
─ Y una mierda ¿Qué haces aquí exactamente Harry?
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─ Después de tu expulsión a la tierra hicieron una asamblea, todos los ángeles estábamos reunidos, dijeron que tenían que observarte más de cerca. ─ explique mientras nos servía whisky y él tomaba su respectivo vaso. ─ saber qué es lo que haces, tu comportamiento con los mortales, y como te ganas la vida para sobrevivir, teníamos que hacerlo sin tu consentimiento. ─ me senté en el sillón de cuero negro. ─ Entonces me enviaron a mí, por supuesto no era voluntario. ─ encogí mis hombros. ─ ahora se todo lo que haces y te recomiendo que te alejes de esa chica, la estás dejando acercarse cada vez más a ti Bill, sabes que no lo aprobarían.
─ ¿Qué no lo aprobarían? Y qué me dices de ti Harry... ─ lo miro confuso. ─ te vi hablar con esa chica muy de cerca... ¡Solo mírate ahora! ─ alzó las manos exasperado. ─ Ella está inconsciente en tu cama. - señala arriba. ─ ¿Qué dirían ellos si te ven haciendo lo mismo que yo?
─ Estamos hablando de ti, no de mí, y baja la voz o nos escuchará.
─ Tal parece que ahora esto no solo se trata de mí, date cuenta que los dos estamos en la misma situación.
─ Si bueno, ─ me pare aparentando tranquilidad ─ yo no soy el expulsado.
─ Muy pronto lo serás. ─ me dijo serio, y yo temiendo la probabilidad de sus palabras.
─ Sera mejor que te vayas. ─ suspire.
─ No se te olvide que tenemos cosas pendientes. ─ advirtió señalándome.
