Can't Take My Eyes Off You | Millie Bobby Brown/Fillie [BUWYGIB2]

𝐷𝐸́𝐶𝐼𝑀𝑂 "𝐴𝑀𝐼𝐺𝑂": 𝐴𝐵𝑂𝑅𝑅𝐸𝐶𝐼𝐵𝐿𝐸

Ella siempre estaba presente en cada rincón de sus pensamientos.

La chica de intercambio la dejaba totalmente embobado. Jamás había visto otra chica tan hermosa como ella. Claro, sabía que habían chicas bonitas, pero para nada comparables a ella.

Lastimosamente, para el castaño, ella parecía querer estar aislada de su alrededor. no hablaba con nadie y cuando alguien quería acercarse, se apartaba (o les hablaba pero con respuestas cortas) y eso le ponía triste nuestro protagonista.

Incluso una vez se sintió tan mal que en una tarde sus amigos se lo llevaron casi a la fuerza a un bar en el cual terminó peor. Ni siquiera se acuerda de lo que pasó al salir del lugar, solo que terminó en un hospital.

La clase estaba aburrida y con el dolor de cabeza que comenzaba a sentir lo hacía peor. Así que pidió permiso profesor de historia y cuando le permitió retirarse, sale directo a la enfermería. Sin embargo, unos sonidos le hicieron detener.

Sollozos. Al costado de el había un pasillo de donde provenían los sollozos. Aunque no quería entrometerse le daba bastante curiosidad por saber quien es la persona dueña de las probables lágrimas que deben estar brotando. Volteo y, de puntitas, caminó hasta verse con un cuerpo en posición fetal.

Por su delgadez y su cabello corto y castaño, dedujo que ella era Millie Bobby Brown, la segunda chica que le gusta. Debía admitir que la castaña es muy agraciada y amable. Demasiado para ser verdad o tal ves más de lo normal.

— ¿Millie?— la llama para verificar y esta levanta su cabeza lentamente. Sí era ella.

— Jacob— responde la mencionada mientras se seca rápidamente sus lágrimas haciendo que el chico abriera sus ojos por sorpresa—. ¿Qué haces aquí?

— Iba a enfermería pero te escuché llorar. ¿Qué pasó?

Ella solo negaba cabizbaja mientras apretaba fuertemente sus labios— Solo vete.

— No me iré. No dejaré que sigas llorando— se acercó más a ella y se arrodilló frente a ella—. Acompáñame.

— No quiero— responde como si fuese una niña que no quiere probar su sopa de vegetales.

— No he preguntado.

El chico le extendió su brazo. Brown, ya estando un poco más tranquila, la tomó y se puso de pie. Ambos fueron a la enfermería y habiendo llegado, el chico inventó una excusa para que ella pudiera quedarse. De pronto la mayor avisó que se iría por una media hora para luego salir y dejarlos solos.