Capítulo 6.- Zumos de manzana, sandía y mora.

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Otro día, el anterior al fin de semana. Era viernes de nuevo, y Peter esperaba ansioso a la llegada del famoso empresario. Pasaba una y otra vez la escoba por el suelo de madera de nogal, más concretamente, por dentro del mostrador. Ya que, como su trabajo no abundaba en cuanto a servir o preparar copas, se dedicaba en su gran mayoría a dejar todo reluciente para dar una buena imagen del local y, bueno, ¿para qué negarlo?, también como pasatiempo.

Un sonido seco producido por la puerta al cerrarse le sacó de su ensimismamiento. Esto junto con una ya conocida voz fue lo que llevó al barman a sonreir.

-Buenas noches, caballero.

-Tony. - respondió a modo de saludo divertido por la repentina cordialidad.

El nombrado tomó asiento donde siempre lo hacía: en el alto taburete negro, frente al otro castaño.- ¿algo que ofrecerme?

-Lo que te apetezca. - Peter señaló la multitud de coloridas y diversas botellas que se encontraban encima y tras él. Por supuesto, también tenía entrantes y aperitivos que no requerían de cocina en el establecimiento, pero dudaba que fuese comida lo que Tony buscaba.

-En ese caso... -el magnate se llevó la mano a la barbilla mientras se rascaba la barba en un gesto pensativo, dubitativo en cuanto a su elección.- ¿tienes zumitos?

La pregunta y el tono infantil del contrario dejó a Peter descolocado. Habría esperado cualquier cosa, un Martini, vino, ron, tequila, incluso un vaso de agua, pero, ¿zumos?¿en serio? Además, no notaba ningún atisbo de ebriedad en Tony, es más, su voz era clara y pronunciaba las palabras con fluidez.

-Sí...podría hacerte uno con la fruta de los cócteles, supongo. -contestó aún extrañado.- ¿de qué lo quieres?

-De manzana, sandía y mora. - la respuesta surgió de Tony con rapidez, sin necesidad de haberlo pensado. El estudiante supuso que era una combinación cotidiana en él, así que no preguntó nada más y se dispuso a prepararla. Para suerte del mayor, Peter contaba con todo tipo de frutas, desde una simple naranja hasta maracuyá. Esto se debía a la larga lista de bebidas tropicales que tenía la carta.

Cuando terminó de recolectar, cortar y pelar la fruta, Tony habló.- ya sé cuál será la anécdota de hoy.

-¿Puedo saber de qué va?

-No seas impaciente, Pet. Tráeme mi zumo y te la contaré.

Y así lo hizo. Metió la fruta picada en la batidora, la puso en marcha por unos segundos y vertió el contenido en un vaso obrero (largo). Luego, añadió una pajita de color rojo por decoración y se lo entregó al moreno.- qué aproveche.

-Muy amable, ahora siéntate. -le indicó señalando la silla que tenía a su lado. Una vez Peter hizo lo que le dijo, cogió la pajita y sorbió, aprobando enseguida la mezcla de frutas con un asentimiento.- es bebible.

No es que Peter no estuviese acostumbrado a los clásicos comentarios de Tony, después de la historia que le contó el otro día, este había tenido suficientes horas para demostrarle al muchacho que era una persona propensa a las bromas o a las ironías amigables, sin contar la cantidad de entrevistas suyas que había visto Peter y en las que hacía uso de las ya dichas actitudes. Pero aun así no pudo evitar soltar una risa al mismo tiempo que arqueaba una de sus cejas.- ese era mi cometido, gracias. -agradeció irónico. Si bien a él no le pegaba ser alguien sarcástico, porque era más bien de halagar y sonreírle a todo dios, de vez en cuando seguía con su broma.

Camarero, otra ronda.  -Stony. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora