I S I F O

EL FATIDICO INICIO

–Las desapariciones han sido motivo del habla en las últimas 3 semanas. El caos está tomando lugar en las calles en forma de protestas y el gobierno no ha hecho nada para solucionarlo. Expertos afirman que el gobierno está detrás de todo, pues hay algo que coincide entre todas las víctimas desaparecidas desde hace un año: Todos son jóvenes de entre 8 y 20 años, así como los países afectados por estos atentados: Latinoamérica, países del medio oriente, y otros más con bajos recursos económicos. La sociedad está desesperada por encontrar soluciones, y las teorías acerca de esto son alarmantes. Yo soy Angela González, y pasaré el micrófono a mi compañero Óscar Gutiérrez, quién nos habla desde una de las protestas en buscar en entrevistas.

–Gracias Ángela. Estoy en en el centro de la ciudad de Tijuana en medio de una de las muchas protestas y en compañía de la señora Victoria Ruiz ¿Tiene algo que contarnos?.

–Muchas gracias, y buenas tardes.

–Buenas tardes. Digame. ¿Por qué está usted aquí?

–Mi hijo desapareció hace 8 meses, y no he sabido nada de él desde el día en que pasó.

–¿Qué edad tenía su hijo, su nombre y las circunstancias de su desaparición?.

–Mi hijo tenía tan sólo 14 años cuando sucedió, su nombre era Alejandro Baltazar Ruiz, y su desaparición fue en nuestra propia casa: Un día simplemente comenzó a comportarse de manera extraña, ya no hablaba tanto como antes, y la mayoría de veces no lograba concentrarse en nada y su mirada siempre estaba perdida. Duró una semana así, después una noche él simplemente…–La mujer suspiró conteniendo ira y tristeza.– Ya no lo volvimos a ver. Nosotros no coincidamos con la mayoría de los casos oriundos de personas humildes, pues nuestra situación económica era en ese tiempo más que estable. Mi hijo no estaba metido en nada, y era más que inteligente y bien portado.

–Antes de que desapareciera ¿Dijo algo extraño, o deliraba?.

–Si… Decía cosas raras, como que solía tener pesadillas horribles: despertaba gritando y después ni siquiera él sabía porque.

–¿Sabe usted que esto es lo que dicen más de el 58% de los casos de desaparición en circunstancias extrañas durante el último año?.

–Si, estoy al tanto. Soy miembro de un grupo de padres a los que les ha pasado lo mismo, y estamos buscando respuestas.

La televisión se apagó y con ella las luces de toda la casa.

–¿Qué pasó?.–Cuestionó Norman.

–Se fue la luz.– Respondió Rosa.

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–¿Una planta?…

La tomó entre sus manos, y la examinó de todas las maneras posibles. Estaba en una mini maceta, y la planta era igual de pequeña.

Ojeó cada una de sus minúsculas ramas, y las pocas hojas que tenía con un detenimiento impresionante. Notó que emanaba un hedor extraño; un holor que jamás había encontrado en ninguna otra parte. Era parecido al tabaco, con queso; con leche y con menta, tal vez un poco de plástico quemado… Era una fragancia muy peculiar.

Nada agradable para ella.

La retiró por unos momentos, y dejó que la luz de luna la alumbrara mejor, alzandola en la abertura de la puerta.

<<¿Espinas?>> Se cuestionó, y, curiosa, presionó su dedo en las pequeñas espinas anaranjadas.

–¡Auch!.– Retiró con ímpetu la yema de su dedo de la espina, y la presionó con su otra mano, dejando caer la planta y creando un estruendo horrible a la hora de estamparse contra el suelo.