Aquella mañana del 12 de junio de un año sin nombre, fue cuando comenzó el inicio, del final.
En los noticieros, en las redes sociales, en el periódico y en el habla misma del humano, rondaban los llamados "Búming".
Los habían apodado los "Búming" ("Desconocido" en mandarín) pues la república China había sido la primera en detectarlos, y la primera en apodarlos.
No tenían forma material, por lo menos no visible. Hasta ahora lo único que se podía detectar, era una inmensa fuerza de gravedad proviniente del espacio. La fuerza y la señal que emitían, eran tan vigorosas, que los aparatos utilizados para detectarlos terminaban estallando, o dejaban de funcionar. Era como si ya estuviesen literalmente sobre ellos; en el cielo.
–¿Qué crees que sean esas cosas?.– Cuestionó la mujer sudando frío, y caminando de un lado a otro en la superficie de la sala.
–No sé. Puede que sean simples supersticiones chinas, ya sabes cómo son.– Habló despreocupado Mauricio.
–¿Y si comienza el nuevo fin del mundo?.– Preguntó la muchacha acurrucada en una esquina del sofá.
–No mames Vero. En ese caso yo ya he sobrevivido como a 7 fines del mundo: Al del 2000, el del 2006, 2011, 2012, 2015, 16, 17,18 y el del 19. Todos los años hay nuevos fines del mundo.– Respondió Mauricio rodando los ojos.
–Y todos los años es por algo. Nunca habíamos tenido tantas pruebas.– Habló de nuevo Veronica, escéptica.
–Estos parecen ser alienígenas.– Se unió Norman a la conversacion
–¡Callence!. ¡Ya sé me fue la señal y me sacaron de la partida!.– Exclamó Joel quitándose los audífonos y lanzandolos bruscamente a la mesa.
–Niño rata.– Dijo Norman.
–Cállate pendejo.– Retó Joel.
–¡Guarden silencio!.– Intervinó la madre.
Y al instante que dejó salir aquellas palabras, todos se silenciaron, posando sus miradas sobre su progenitora.
–Me acaban de despedir del trabajo.–Declaró firme Rosa, quién era la madre.– No sé que vaya a pasar, pero antes de que el dinero que me darán se acabe, quiero visitar a mi familia. Ustedes sabrán si me siguen, ya están grandes y deben decidir por ustedes mismos.
Las miradas que firmes posaban sobre ella, ahora se encontraban rondando por la sala entera; divagando.
–¿Por cuánto tiempo?.–Cuestiono la muchacha de cabello café, Verónica.
–Quiero que nos vayamos por lo menos un mes, o una temporada.
–¿¡Tanto tiempo!?.– Preguntó Joel, el muchacho de cabello azabache rondando los 13 años.–Ma… Sabes que el mes que viene tengo el torneo de arcades, no puedo ir tanto.
–Si, yo tengo que ir a hacer el exámen de ingreso para la universidad. Queda lejos y tal vez tenga que hospedarme en la plantación, y para eso tengo que hacer mucho papeleo.– Norman miró el techo durante 3 segundos, y rápidamente volvió la mirada hacia los obscuros rizos de su madre.– Creo que yo me voy a quedar.
–¿Y dónde te vas a quedar?.– Preguntó la mujer preocupada.
–Aquí en la casa, obvio.
–¿Y sabes cuidarte solo?. Sabes cómo me preocupa que no coman algún día o no paguen las facturas. Necesito que si tú y el que quiera quedarse, además, se haga de un sentido de la responsabilidad que tendrá que cargar hasta que vuelva, y eso no será pronto.– Advirtió severa.
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I S I F O
Science FictionLa gente estaba alarmada, desconsolada: buscaban a sus hijos. Los jóvenes de entre 7 y 20 años estaban desapareciendo en circunstancias misteriosas. Nadie sabía su paradero, pues después de tres años de haber empezado lo que se creía era una masacre...