Poco a poco comenzó a recuperar la cordura, pero no gracias a ella misma, sino a un leve picoteo en su columna que logró captar gracias a que no traía nada puesto.Tocó el suelo, sintió la tierra infiltrarse por sus dedos, las ramas incrustadas en su piel desnuda y basura clavarse en su cabello.
Estaba en el suelo a la interperie.
Estaba desnuda de la parte superior de su cuerpo hasta sus pechos, siendo estos cubiertos por una licra del mismo material que sus pantalones, aquello la alarmó y cubrió su pecho por inercia, volteando con ímpetu a su parte trasera y divisando a el remitente de aquellos picoteos: Era un niño de piel morena, cabello descuidado y obscuro, con ojos verdes muy claros, observándola con curiosidad y con una rama siendo sostenida por su mano.
El niño, quién rondaba entre los 9 y 10 años, al igual que ella no traía nada puesto sobre su pecho; nada más que un short negro de licra sobre sus muslos y unos zapatos naranjas de forma extrañamente cuadriculada cubriendo sus pies.
Iguales a los de ella.
Verónica no dijo nada, pues estaba demasiado aturdida como para hacerlo, así que lo primero que pensó en hacer fue levantarse, lo cual realizó de manera violenta y veloz, consiguiendo con ello la alarma y uída de el misterioso niño, quién soltó un pequeño quejido por el susto y explotó en fuertes y veloces trotes.
Se encontraba en medio de una especie de desierto, o terreno baldío, por lo cual no había ningún sitio en el cual esconderse o pasar desapercibido: Había llantas, basura en incluso escombros. El lugar tenía un olor a putrefacción tan fuerte, que era poca cosa decir que quemaba los pelitos de la nariz.
Verónica no encontró una mejor opción que seguir al niño, pero ya iba bastante alejado, por lo que los que comenzaron como trotes, se convirtieron rápidamente en correteos.
Cada vez la figura de él se veía más difuminada, así que tuvo que utilizar más fuerza en sus piernas. Se estaba acercando más rápido, cada vez más rápido. El niño volteaba de vez en vez con expresión de alarma reflejada en su entrecejo, pero, piernas tan cortas no iban a ser más rápidas que las largas y fuertes que poseía ella.
Entre sus jadeos e intentos por alcanzarle sonrió por aquello.
Ya se encontraba a un par de metros de él, así que corrió como nunca, y antes de alcanzarlo exclamó.
–¡Hey! ¡Esperame, por favor! ¡No sé dónde estoy!.
Aquellas palabras fueron suficientes para que el otro parase, lo cual hizo que Verónica lo rebasara y resbalara a la hora de intentar parar, dándose un fuerte golpe en uno de sus brazos y embarradose aún más de tierra.
Jadeó y carraspeó, pero fue por inercia, pues no sentía dolor.
Observó su cuerpo para verificar que no hubiese daños, notando su vestimenta: Un pantalón de licra y zapatos anaranjados de manera cuadriculada, idénticos a los de el jovencito.
–…–Estaba demasiado aturdida como para siquiera poder mencionar algo. Su cabeza ya no daba vueltas, era extraño obtener cordura tan rápido.
Algo la impulsó a ignorar lo que había sucedido, y corretear al niño que la había despertado, pues no había nada a su alrededor.
–madha qult?.–Hablo el extraño, mientras se ponía en cunclillas intentando ayudar a la muchacha.
–¿Qué?.
El niño suspiró, y le dió varias palmadas en el hombro. Verónica se incorporó por completo, y se dedicó a esperar a que el niño dijese algo, lo cual no pasó.

ESTÁS LEYENDO
I S I F O
Science FictionLa gente estaba alarmada, desconsolada: buscaban a sus hijos. Los jóvenes de entre 7 y 20 años estaban desapareciendo en circunstancias misteriosas. Nadie sabía su paradero, pues después de tres años de haber empezado lo que se creía era una masacre...