CASIALPA

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Lydia

Miro las enormes puertas de CASIALPA. Es lo único que hago, quizá espero poder salir o que alguien venga por mí a cambiarme la vida, a hacerme ver lo positivo de esta situación porque, que yo sepa, tener SIDA no es lo mejor del maldito mundo.

-Me toca geometría, un asco. ¿Y a ti Lydia?- pregunta Anne, mi mejor amiga desde chicas. Porque por supuesto que para tener ya SIDA pase mucho tiempo con VIH y la conocí aquí en CASIALPA.

-Le toca francés junto conmigo. Recogí su horario de hoy- responde Ben con una sonrisa de oreja a oreja. Mi otro mejor amigo.

-¿En que mundo vives? ¿Acaso estás mirando a Mason?. Uhmm que delicia- se burla Anne.

Siento que mi mandíbula se cae al piso.

-¿Estas loca?- me dirijo a ella. Después mis amigos sueltan varias carcajadas y yo me les uno.

Sinceramente, lo único bueno de la basura del instituto de CASIALPA son ellos dos, no puedo sobrevivir sin ellos, son... mi vida.

Durante nuestro almuerzo yo pienso en Jesse, mi hermana. Supongo que tal vez yo no estaré cuando salga de la secundaria, no la podré ver cuando se gradúe, o cuando tenga hijos, yo no la veré porque ya no estaré aquí.

-¿Linda que piensas?- interrumpe Ben mis horribles pensamientos.

-Cuando cumpla 18 me iré de aquí. Me iré con mi hermana, a estar con ella.

Anne me dedica una sonrisa débil. Y enseguida se hace un silencio incómodo entre nosotros.

Diablos, no quería eso.

Pienso en qué decir para cambiar de tema.

-Y... ¿Vas a ir a revisión Anne?- se adelanta Ben rompiendo el silencio.

Gracias.

-Si, me toca el jue...- no termina la frase. Abre los ojos como platos.

-¿Anne? ¿Sigues con nosotros?- pregunta Ben, burlón.

-Cállate- pone una mano sobre la boca de nuestro amigo impidiéndole hablar.

-Miren discretamente al frente. Muuuy discretamente- recalca.

Ben y yo fijamos nuestra mirada hacia las puertas del instituto. Están abiertas. Nunca están abiertas. Miramos a nuestro alrededor, muchos ojos a la misma dirección. El comedor completo se calla. Algo pasa.

-¿Que creen que suceda? ¿Alguien nuevo? O... ¿Alguien se va?

Nadie se va. Sólo a los... que se les acabó el tiempo.

-El instituto no acepta nuevo ingreso a mitad del ciclo- Dice Ben.

-A menos...-

-A menos que esté realmente mal como para que pudiera morir aquí y no en un hospital- me interrumpe mi amigo.

-O en su casa.

-O en su casa- repito.

Suena el timbre que indica que la siguiente clase ha comenzado y en cuestión de segundos el comedor se vacía.

Hasta mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora