El alfa de la familia que, desayunando junto a Lily, ve con orgullo a su primogénito, comiendo rápido a mas no poder a pesar de los regaños de su madre, emocionado porque hoy regresara al colegio por un nuevo año escolar.
A James comenzaba a sospechar que si es un deyabu.
Lily estuvo de eso segura desde las vacaciones de semana santa del segundo año de Harry, pero no dirá nada para ofenderlo.
Los dos han notado los cambios de Harry, creció un poco más, caderas anchas, cintura pequeña, una piel de envidia, un color mucho más intenso a sus ojos, que combinaba con las pestañas larga que aparecieron el año pasado, mas a ello, un aroma a caramelo muy notable, que comparado con ayer, desprendía mucho más, como si tuviera un letrero atado al cuello que decía mírame.
James estaba fascinado como aterrado por lo hermoso que se volvía su hijo, diciendo entre murmuro que debe alejar los alfas a toda costa, cuando aparentemente Harry ya puso los ojos encima de uno hace años.
-Harry- llamo James.
-¿sí?- pregunto aun con la boca llena de Hot cakes.
-nada de novios este año- soltó regañón.
-como digas, no este año...-susurro eso último.
-hablo enserio jovencito, no saldrás con uno hasta los 21-
-¡James!- le pateo Lily por debajo de la mesa.
-¿Qué?-
-tranquilo Harry, tu padre no lo dice enserio, tu como los demás, tiene derecho de enamorarte o salir a quien elijas, solo no te dejes llevar como siempre y piensa antes de actuar- le aconsejo.
-está bien má, ya entendí- rodo los ojos.
-¿no hay un alfa...o sí?- pregunto con ojos entrecerrados el padre.
Lily esta vez no le pateo, interesada en la respuesta de su hijo.
-no, no lo hay- respondió con simpleza Harry.
-menos mal- suspiro con alivio el Potter mayor.
-aun...-susurro para sí mismo Harry.
Lily, que no hizo falta siquiera escuchar la última frase, pensó que algún lugar en esa apuesta, le hizo abrir los ojos a su hijo, convirtiéndolo en un depredador que no dejara escapar a su presa.
Los Potters son tenaces.
Los Potters son valientes.
Los Potters son honestos.
Y nunca, pero nunca deben rendirse.
Aunque eso de honestos, creía que se estaba haciendo un poco de lado por esta nueva faceta que estaba viendo, porque si algo tiene Harry en mente, es que hacer caer a una serpiente se necesita pensar como una.
Ambos padres fueron acompañarlo a la plataforma del tren, con Harry hablando con sus amistades, y James riendo de anécdotas con los antiguos merodeadores.
Lily se paró en el mismo lugar que siempre, sola, no le importaba que la creyesen loca, años al lado de James ya la habían acostumbrado.
Primero llegaron los Zabini, bueno, solo la madre y el hijo, el que la cortejo ya murió, va por su séptimo marido, cosa extraña y tenebrosa en ella. Miro como el italiano sonrió al ver a Ron, que notando su presencia, se puso rojo a mas no poder, nervioso por cada paso que daba el moreno hacia él, entrando en una especie de pánico. Saco una rosa que no sabe de dónde salió, y se la entregó al amigo de Harry, en símbolo que su cortejo era serio, esperando a que la reciba para hacerlo oficial, le pareció muy romántico y tierno, aunque son muy jóvenes. De una vez Arthur salió, con cara de pocos amigos, mirando a un fresco Blaise, mientras Molly se comía las uñas emocionada que un buen alfa de alta sociedad esté interesado en Ron.
Aunque pasando a cosas más importantes, llegaron los Malfoy.
Lucius igual de serio y algo amargado como lo conoce, llego de la mano con Narcissa, que con un asentimiento discreto la saludo, seguido de igual de elegante que otros años un alfa rubio purasangre caminando con la cabeza en alto.
Debía admitirlo, los buenos genes le hacía bien, ese niño estaba creciendo muy rápido y alto, seguro alcanza en estas a James, con sus facciones más afiladas, hombros más anchos y espalda, además de cintura y caderas estrechas, un cabello liberado de la gomina, dándole un toque de rebeldía por lo suelto que se encontraba, enfundado en un traje negro que le quedaba de anillo al dedo, contrastando con su piel pálida, y ojos grises como un hielo del ártico.
Atractivo, mucho.
Ahora miro a Harry, que tenía ligeramente la boca abierta, tal vez notando mucho esos cambios bruscos en Draco, humedeciendo sus labios brevemente.
Tan pronto como estos dos conectaron miradas, algo no tan inesperado sucedió.
Harry esbozo una sonrisa maliciosa, con esos ojos verdes revelando un hambre, mientras Draco se vio ligeramente asustado pero se recompuso rápidamente, pero se le veía el leve temblor en la mano, y algo de sudor en su nariz, utilizando a su madre como escudo, detrás de ella, y seguramente, procurando no separarse de sus padres lo más que pueda.
Al igual que las cartas que Narcissa le envió a final del curso de tercer año, Draco había llegado a casa con el rabo entre las patas, al siguiente día fingió una normalidad sospechosa para su madre, evadiendo cada pregunta de la apuesta que le informo, o nombrar siquiera a Potter.
Muy, pero muy interesante.
Vio la sonrisa maliciosa de Narcissa, pidiéndole con fingida hambre que le comprara unas ranas de chocolate en el puesto ambulante que estaba en toda la mitad de la plataforma de tren, casualmente (más bien planificado) cerca de Harry.
Lily miro entretenida como negaba varias veces, tal vez persuadiéndola con otras cosas, pero a la final perdió la batalla, tomando los galeones de su madre, acomodarse el cuello de su camisa, e ir a paso lento y temeroso al puesto.
Harry lo miraba cual león que ve un trozo de carne, sonriendo más de lado al ver su suerte.
Mecánicamente el rubio le dijo al vendedor que le diera una ranas de chocolate lo más rápido posible, preferiblemente a la velocidad de la luz.
Harry se acercó paso a paso, viendo con satisfacción como se ponía cada vez más nervioso el Malfoy.
-Hola Malfoy-murmuro audible a su lado.
Lily estaba segura que el chico tembló, como si le hubiera pasado un fantasma.
-Potter- contesto con simpleza.
-te encanta el chocolate, ¿no?- pregunto inocente.
-si- contesto nada más, deseando que por dentro que se apurara el vendedor que buscaba en su bolso hechizado las ranas.
-a mí también me gusta, pero me gusta comerlo de aderezo ¿a ti te gusta?- vio distraídamente una revista que estaba en el mostrador.
-¿y a mi qué?- contesto mordaz a la defensiva.
-quería estar seguro que te gustaba el chocolate, ya sabes, cuando te lo ponga encima de esa piel - volteo la siguiente página, mientras Draco juro que se le paro el corazón, yéndose los colores de su rostro.
El hombre grito un eureka, sacando las cajas de ranas de chocolate, para ser tomadas con rapidez con Draco, que le lanzo el dinero en cara y se fue corriendo hacia su madre con el rabo entre las patas.
Cuando el tren arranco, Harry se despidió alegremente de sus padres, mientras Draco, que había trabado la puerta de su compartimiento, le rogo a su madre que lo sacara de ahí.
Ambas mujeres al verse libres de sus esposos, abordaron al hombre que no era nada más, ni nada menos, que Andrómeda Black disfrazada con multijugos, contándole con pelos y todo.
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La Plataforma 9 3/4
FanfictionCada año en la plataforma 9 3/4 , cual Deyá vu, ambas madres esperaban su dosis de entretenimiento por la curiosa historia de amor que comenzaba a formarse entre sus hijos. Lily escribirá una novela de esto, Narcissa al fin que ve a alguien poner en...