Cuarto año. 1.3

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Había llegado el fin de las vacaciones de semana santa, hora de ir a clase a cumplir el último semestre de cuarto año.

James, que desayunando junto a Lily, ve con orgullo a su primogénito, comiendo rápido a más no poder a pesar de los regaños de su madre, esta vez con expresión indescifrable en su rostro, algo serio, para ir a completar su cuarto año.

Era deyabu, sin duda.

Lily preparo esta vez un omelet, este deyabu ya le cansaba, era como si ayer hubiera comido los mismo hot cakes del año anterior.

Estaba muy curiosa por lo que pasara.

Resulta que cuando llego Harry de Hogwarts, estaba enojado, muy enojado, subiendo a su cuarto derecho con un portazo, no tenía que ser adivina para saber cuál es la causa.

Esa noche Narcissa le informo que su hijo había llegado con la mente dispersa, estaba muy distraído, se quedaba encismado muchas veces, veía un libro sin leer, los pavos reales que le encantaba molestar ahora le parecía las criaturas más fascinantes, incluso Lucius se preocupó al punto de llevarlo con un psiquiatra.

Según su nueva aliada, Alice Longbottom, informo que los vieron entrar en un aula en desuso, para luego salir en menos de media hora, un rubio corriendo a su habitación, y un Harry muy enojado, pisando fuerte el suelo.

Y las hacendosas reunidas, hablando de la vida de su pareja favorita, llegaron a una conclusión, al parecer Draco le había confrontado y rechazado de una vez por todas, y dicen que Pansy está con un pie en esto, tomándolo para nada bien el omega, terminando así las clases.

Molly propuso intervenir un poco, darles un empujón, cosa que Narcissa estaba de acuerdo, conociendo a su hijo, no hará nada. Pero Alice al igual que Lily pensaron que sería mejor que pasara las cosas naturalmente como siempre, aceptando a regañadientes las otras dos, eso sí, debían poner esfuerzos para que ningún idiota (hablan de James o Lucius, incluido ahí los merodeadores) intervengan, arruinando todo.

-Los Potters nunca se rinden ¿verdad?- pregunto para sí mismo.

-por supuesto que no, nunca nos rendimos- recalco su padre.

- si yo quiero algo, lucho por ello, no importa que, ¿cierto?-

-sí, si caes te levantas. No imaginas cuantas veces fui rechazado por tu madre, pero nunca me rendí, y aquí esta-

-cierto...-murmuro para sí mismo, acabando su comida.

La Plataforma 9 3/4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora