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Mi mente suele olvidar muchos momentos de mi vida, pero insiste en recordar los mas horribles; hace poco tiempo que comenze a venir a terapia, de alguna forma se como funciona nuestra mente ante ciertos traumas y como llega a afectar en cualquier momento de la vida, nunca es fácil.

Aun no me he acostumbrado a venir, pongo atencion a la habitación, se siente como un consultorio, empiezo a repasar uno por uno, rojo, blanco, verde , esos son los colores que predominan en la habitación.

Los sillones son bastante robustos y cómodos, al menos más cómodos que la situación en la que estoy, me es muy difícil poder expresar lo que siento, no es algo de lo que me guste hablar en voz alta, venir aquí me hace sentir nerviosa e intuitivamente tomo el medallon entre mis dedos moviendolo de un lado al otro, no se que decir, mi mente se ha quedado en blanco.

-¿Se repiten constantemente? -preguntó el Dr. Julián sacándome de mi trance.

- En mis sueños son algo constante- emití un poco cansada, nunca me acostumbrare a recordarlo cada noche.

-¿Que es lo que sientes al recordarlo?- cuestionó.

- Me siento muy asfixiada, recordarlo es vivirlo, y me inundan sentimientos de furia y tristeza al mismo tiempo.- pronuncie- lo siento, es difícil hablar de ello.

-Por tu mente pasarán sentimientos y momentos que no quieras recordar, pero lo importante de todo esto es saber sobrellevarlo, y tenemos que aprender como lo manejas ahora.- contesto de manera calmada dándome la confianza que tal vez justo en ese momento necesitaba. -Por hoy es todo, descansa, nos veremos la próxima semana.-se despidió levantándose del sillón mientras tomaba las notas que dejó en la mesa.

Salí del consultorio sientiendo como si algo en mo mente ya no estuviera dando tantas vueltas y la presión en mi pecho ya no fuera tan sofocante, está vez pude hablar más de lo que sucedió.

Mire la hora en mi teléfono y me di cuenta que tenía un mensaje de camille.

CAM♡
-¿Puedes pasar por mi? 5:30p.m
- Hoy hicimos galletas 5:31p.m

El consultorio no queda tan lejos de la escuela de camille, así que decido caminar, el clima es muy agradable las nubes están grises y el viento recorre con gran fuerza la ciudad . Aveces me pregunto cómo es que la naturaleza llega a conectar de alguna manera con nosotros, como si supiera que en ese momento mi mente estubiera gris, nublada y confundida , pero a mi parecer eso es la magia del mundo.

No tardo mucho en llegar y apezar de que ya llevamos dos meses en la ciudad, no termino de aprenderme muy bien el camino, Intento encontrar cuál es el pasillo correcto, aunque tengo suerte de que no esté lleno de gente, por qué eso me ayuda a llegar con más facilidad.

Camille es como un sol, llegó a pensar que si no la pudiera ver entre una multitid de personas su brillo me haría encontrarla o su melena con algunos rizos alborotados.

La logró localizar entre las últimas filas del gran salón, está recogiendo algunas cosas que supongo que son moldes.
Ya hay muy poca gente, para ser exactos un chico y una chica, limpiando los hornos que se usan en la práctica.

Avanzo con paso calmado, observando el salón hasta llegar con camille.

-Tus rizos gritan por salir de esa horrible red- exclame con una pequeña risa.

-Lo se, pero debe ser asi a menos que quieras cabellos en tu comida, eso no sería para nada higiénico.- respondió con su dulce voz.

-Cambiando de tema, está noche es día de peliculas y tengo un par de títulos que te gustarán- comenté recordando que estuve buscando listas de peliculas.

-Eso si me alegra, me da risa que pasemos más buscando una película que viendola, sólo esperemos a Alex y a Mia.

-Hey chicos- grito girandose hacia ellos,ya deberíamos de irnos.

-Espera un momento cami, ya casi termino - anunció la chica que estaba ahí, creo que su nombre era Mía.

Bueno, me gusta el lugar creo que esto de verdad es para Camille, aparte que cocina delicioso y eso es un gran don.

Esperamos por 2 minutos y es cuando visualice que camille tenía las galletas atrás de ella,y que no las podía ver por qué estaba recargada en un horno.

-Cam- murmure- ¿no me darás a probar esas galletas?- pregunte en forma de súplica.

La verdad ya había pasado más de 2 veces que me comía la práctica de camille y no le dejaba nada, tal vez sabía que podría pasar una tercera.

- No lo creo.- respondió de forma retadora.

- Si quieres puedes probar las mías- interrumpió el chico con su voz varonil- se que no sabrán como las de camille pero algo es algo.

Nisiquiera me di cuenta cuando llegó hasta nosotras, pero acepte por qué se veían muy ricas, y nunca había que negar la comida.

- Ahora que ya te comiste una de sus galletas, te diré que se llama Alexander y que subestima mucho la forma en que cocina, por qué lo hace muy bien. - destacó camille.

-Bueno mucho gusto Alexander, gracias por la galleta realmente es deliciosa- vocifere hacia él.

- No te preocupes- susurró.

Y es cuando lo vi bien, tenía unos ojos muy bonitos color aceituna, era bastante alto, tal vez unos 20 centímetros más alto que yo y su mirada se me hizo muy conocida, pero no le di importancia, por qué suelo olvidar las cosas y aveces son cosas importantes.

Tal vez era hora de regresar y al fin empezar está historia que llevo años posponiendo ;)
Espero les guste!

REGRESA A MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora