Capítulo 3: Las reliquias de la muerte. Parte 1

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Molly, Ginny y Alyssa estaban esperando en la casa a que todos llegaran. Los primeros en llegar fueron Harry y Hagrid pero después llegó George herido. Inmediatamente, Molly y Alyssa fueron a comprobar que no fuera grave. Alyssa estaba cogiendo de la mano a George mientras oía que fuera iban llegando los demás. Alyssa, nerviosa, miró a la señora Weasley y ésta asintió. La niña corrió fuera de la casa para ver quiénes habían llegado, buscaba desesperada a Fred, pero no lo veía. Cuando la niña estaba empezando a perder la esperanza de volver a ver a Fred con vida, las lágrimas empezaron a correr por sus pálidas mejillas, notó una presión que le bajaba desde la garganta hasta el pecho, ni siquiera le importaba que los demás hubiesen llegado sanos y salvos, ella solo pensaba en que George estaba herido y Fred no había llegado. Sus piernas empezaron a temblar y dejaron de tener la fuerza para sostenerla en pie. Alyssa cayó al suelo con la mirada perdida. Pero, entonces, dos personas más aparecieron. Alyssa levantó la vista y vio a Arthur. Inmediatamente se puso en pie al ver que junto a él estaba Fred, siendo éste, el último en llegar. Al verlo, la niña corrió hacia él con lágrimas en los ojos. Fred la cogió en brazos y la abrazó.

Alyssa: ¿Estás bien?

Fred: ¿Por qué no iba a estarlo?

Fred sonrió pero Alyssa seguía con cara de preocupación y los ojos llorosos. Entonces, Fred se dio cuenta de que algo iba mal y dejó a la niña en el suelo para entrar dentro de la casa.

(...)

Celebraron la boda de Bill, el hermano mayor de los Weasley.

Alyssa bajó a la cocina mientras se intentaba colocar el vestido para la boda. Estaba tan concentrada en el lazo del cinturón que no se dio cuenta de que George estaba allí.

George: ¿Necesitas ayuda?

Alyssa: ¡George! No te había visto.

George sonrió y pegó un sorbo a la taza que tenía en la mano.

Alyssa: Sí, necesito ayuda.

George: Ven aquí.

George dejó la taza en el fregadero mientras la pequeña se acercaba a él. La niña se suponía que llevaba un vestido rojo, con tirantes caídos por los hombros, un cinturón apretado a la cintura que debía llevar un gran lazo en la espalda y una falda con vuelo. En lugar de ello, la niña llevaba los tirantes asimétricos y un cinturón que, más que en la cintura, estaba en la cadera por lo mal que había anudado el lazo. A George le produjo mucha ternura ver a la niña así y cuando estaba frente a él, le pidió que le diera la espalda. La pequeña obedeció y se giró. Inmediatamente, George cogió el cinturón de Alyssa y lo anudó con un lazo firme, ajustándolo bien a la cintura de la pequeña que, en tan solo un verano, parecía haber cambiado su cuerpo un poco más semejante al de una mujer.

George colocaba cada pequeño detalle del vestido en su sitio y Alyssa confiaba ciegamente en él.

George: Creo que estás lista. ¿Te das la vuelta para que lo compruebe?

Alyssa dio una pequeña vuelta con gracia, provocando que la falda de su vestido hiciera un pequeño vuelo. Luego, ambos se miraron a los ojos y sonrieron.

Alyssa: —tímida— ¿Cómo estoy?

George: Preciosa.

Alyssa: ¿Quién crees que podría ayudarme mejor con el maquillaje? ¿Ginny o... Hermione?

George: ¿Te vas a maquillar también?

Alyssa: —insegura— ¿Pasa algo?

George: ¿Fred te ha visto? Porque no te va a reconocer.

La maldición de AlyssaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora