Capitulo 5

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Tú mano. Y la mano ¿de quién...?

Ambas manos fueron tocadas al mismo tiempo con el impacto de los tactos

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Ambas manos fueron tocadas al mismo tiempo con el impacto de los tactos. Al levantar la vista observaste aquellos ojos griseárseos, al igual que él, que no quitaba aquella mirada que te miraba sorprendido, entonces...

- Hola preciosa, como estás. Bien ¿verdad? – coqueteo, mostrando una gran radiante sonrisa y tratando al mismo tiempo de aferrarse al pudín hacia a él – Un favor enorme, no se si me dejarías dejármelo el pudín para mi sólo. – sonrió coqueto y muy confiado. -

- No. – dijiste firmemente. -

- ¿¡Qué!? – la sonrisa de los ojos griseárseos, cayó a un sorprendido. -

- Dije que no, además está es la primera vez que probare y no voy a permitir que alguien como tú me lo arrebates. – afirmaste muy seria. -

Mientras que lo observabas con la mirada estoica, sin emisiones y aun agarrando el pudín, el joven de cabello oscuro no quitaba aquella mirada pasmada.

Porque no funcionó, se supone que debería funcionar, siempre funciona con las otras chicas, siempre, no entiendo por qué en ella no funciono, debería estar cayendo ante mi encanto. Soy Sirius Orion Black. O de así dejo de llamarme por mi nombre》pensó muy sorprendido y nervioso.

- Bueno está bien, hagamos otra cosa, en vez de estar peleando por un solo Pudín. Que te parece si.... -

- No. -

- Pero si ni siquiera he terminado de decir... -

- Igual, no. -

- Pero, ¿¡Qué terca eres!? -

- No me interesa en lo que me digas, igual es un NO. Además, porque no te vas a buscar otro pudín, debe ver más en las otras mesas y esto me lo dejas a mí. – dijiste irónica, sin importar la reacción del joven, disfrazado del fantasma de opera. -

El joven de ojos grises seguía pasmado ante las palabras de la chica, era la primera vez que alguien le trataba de esta manera.

- Escúchame, esto es el último que queda y además yo tampoco no lo probé, desde que entre al baile. – frunció los ceños. Pero tu aún no te inmutabas, ni reaccionabas. -

- Y que quieres que haga, que te deje para ti sólo el pudín. Mientras que YO no lo pruebe y tú lo disfrutes victoriosamente. No gracias. – alargabas. -

Ambos discutían por el pudín. El de ojos grises, se molesto bastante con rabia, hacia la presencia de la chica, sin que ella lo notara detrás de la mascara, hasta que alguien llamo y les interrumpió...

- ¡Sirius! -

Al escuchar el nombre que llamo, volteaste la mirada a donde uno de los tres chicos que se acercaba y llamaba a su amigo, es entonces donde te quedas sorprendida, con los ojos bien abierto como los platos y sin decir nada.

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