Capitulo#3

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-Señorita desea una copa de champaña o vino? - me pregunta la azafata.

-Prefiero el vino, el que tengas me da igual.

-Aquí tienes la carta de los vinos para escoger.

-Muy amable pero cuando tomo vino, no me gusta saber el nombre el vino- me da una mirada extrañada, pero se retira sin hacer preguntas. Si soy un poco loca, lo sé.

En un momento ya estaba de regreso con mi copa de vino.

-Muchas gracias, Bell- leo su nombre en su uniforme.

- Un placer si desea más solo pídalo, señorita.

- Ana me llamo Ana- me dedica una sonrisa, creo que ya tengo amiga nueva.

La cortina del compartimiento privado estaba un poco corrida y me dio curiosidad para saber que estaría haciendo el señor intimidación, a pesar de que se ve joven, su edad es difícil de deducir por su seriedad o frialdad.

Mi asiento queda frente al privado y no tuve que hacer mayor esfuerzo para curiosear.

Él estaba mirando hacia la nada muy pensativo, disfrutando de un trago de whisky, al parecer estaba muy distraído. Por momentos miraba la pantalla de su celular y luego se perdía en sus pensamientos.

Como será la vida de este señor que tiene su empresa establecida, viaja por el mundo y fácilmente no tiene que preocuparse por nada, lo tiene todo.

No se en que momento llego Bell y cierra la cortina, se dirige a mí con una sonrisa.

-Ana deseas otra copa de vino?

-Si por favor, recuerda el que sea.

-Si ya sé, no te digo el nombre del vino.

-Bell gracias.

Busco una lista nueva de canciones y me coloco mis audífonos, cierros mis ojos y lista para lanzar mi imaginación lejos por un rato, siento que tocan mi hombro.

-No te conozco, ¿y se puede saber porque estabas mirándome? Nadie te ha dicho que husmear es de mal educados. – mi garganta se seca y no puedo pronunciar ni una palabra, el señor intimidación me está hablando o interrogando. Dios que carácter.

-Ana- le digo cuando puedo responderle. -Ana Balboa un placer- le extiendo mi mano, pero queda en el aire. Hasta mal educado salió el señor y después me acusa a mí de mal educada.

-En cual departamento trabajas Ana?

-Bueno realmente no trabajo en WineAA yo solo vine por que mi amiga me invito. - su mirada se endurece mas y no me deja seguir hablando.

-Una amiga te invito? ¿y cómo es que no te interesa saber el nombre del vino? – alto ahí como sabe que no me gusta saber el nombre del vino, el si estaba husmeando cuando yo hablaba con Bell.

-Bueno mi amiga Lía la cual trabaja para usted, me dijo que tenía invitación para dos personas y me insistió en que la acompañara. Si no le agrada no tengo inconveniente en regresarme a Miami, de todas formas, no quería venir. - se queda pensando y regresando su mirada a mí.

-Nunca viajo con los empleados, pero los conozco a todos. Me sorprendió no saber ver quien eras. -se sienta con las piernas cruzadas frente a mi - ¿Ahora si pudieras decirme porque tomas vino sin saber su nombre?

Esto me pasa por querer cambiar de asiento, ahora me encuentro siendo entrevistada.

-Me gusta imaginar la historia de ese vino - su cara es de confusión-

-Explícate mejor.

-Pienso que seria mas interesante si cada botella tuviera una descripción donde aparezca una historia creada para ella -le doy un sorbo a mi copa y noto que me está prestando atención – como no es así, yo mientras tomo el vino, le invento una historia y le creo un nombre.

-Le creas una historia y le inventas un nombre, eso no es común, mas bien parece un poco de locos. Pero me gusta – sus labios dejan ver una pequeña sonrisa, no sé por qué, pero parece un poco más amable-.

-Ana me pagaras lo que hiciste hace rato. No fue justo que se te ocurriera decir eso. Entre Marcos y yo no hay nada, si está lindo y todo, pero – por mis señas para que parara de hablar Lía se gira y quedo muda cuando vio a mi acompañante de vuelo-señor Vargas, disculpe por mi interrupción, yo no sabia que mi amiga lo estaba importunando.

-No se apene Lía, fui yo quien importune a su amiga. Señoritas si me disculpan me retiro. – se dirige hacia mi y me dice – Ana en otro momento continuamos esta platica.

-Ana de que estaban hablando? El señor Vargas jamás de los jamases se ha dirigido a ninguno de nosotros siempre es su asistente, y ahora quiere terminar la conversación luego – se cruza de manos en forma de reclamo – dime de una vez Ana Balboa.

La luz de abrochar el cinturón de seguridad es encendida, anunciando que regresemos a nuestros asientos para prepararnos para el aterrizaje.

-No creas que te libraste de mí, después me cuentas picara, como lograste hablar con semejante tipo.

Un Vino Una HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora