Capitulo#5

4.2K 279 8
                                    

Los chistes de Colin realmente eran buenos, después de varias cervezas y muchas risas termino el turno y un poco mareada voy donde Lía para decirle que me voy.

-Ana estas locas, apenas conoces a ese muchacho – me dice en un susurro, ya que había varias personas en la mesa – creo que no deberías.

- No te preocupes, es cerca del hotel y solo serán par de horas más.

-Quizás es poco seguro salir con alguien a quien acabas de conocer – me sobresalto por la voz detrás de mí –

- Perdón usted no tiene por que meterse en mi vida – le digo con determinación en mis palabras o al menos eso creo- señor Vargas?

- Ana concuerdo con el señor Vargas, si quieres me voy y te acompaño.

-No quédate, yo iré y después nos vemos, no te preocupes por mi – me giro sin mirar al señor Vargas –

El bar donde Colin trabaja resulto ser un club de aficionados al canto, abren tarde en la noche y solo es para miembros del lugar, quede maravillada con el trato y las personas del lugar, parecen una gran familia.

Claro que siempre hubo una nota discordante, quiero decir yo, que me impulse a cantar, siempre me a gustado y no lo hago tan mal, al menos eso fue lo que mis padres me dijeron siempre.

Le agradezco a Colin que me pidiera un taxi para regresar al hotel, en el estado que yo me encontraba no era buena idea que me montara en su moto.

En lugar de ir hasta los elevadores salí a una terraza donde está el área de la piscina, opté por sentarme en una da las sillas de la piscina y disfrutar de la hermosa vista del lugar.

Siempre he dicho que los lugares tienen doble personalidad, de día son una cosa y en la noche otra, como las personas.  En verdad creo que yo estoy un poco loca.

-Te dije que quería toda la información, no hay escusas – la persona parecía enojada hablando por su celular- sé que es tarde, pero para mañana debo estar informado de todo.

Como si el destino se empeñara en hacerme chocar con las cosas, me disponía a irme silenciosamente, caminado de espalda para no perder la vista de la persona tumbe un jarrón de flores.

- ¿Quien está ahí, -acercándose a mí con pasos apresurados – se hiso daño? Ana?

- Yo, yo solo quería descansar antes de irme a mi habitación y me asuste cuando lo escuche hablar por teléfono tan enojado, no sabía quién era.

-Ana? ¿Estás bien, no te dañaste?

-Si estoy bien, disculpe no quise escuchar su conversación, y ser acusada nuevamente por husmear.

Maximiliano no sabia que decir, estaba un poco fuera de control, me imagino que por la conversación anterior.

-Vamos te voy a llevar a tu habitación – demando- no es hora para que estés sola.

-Pero si yo no tengo sueño, tengo una idea mejor – me miro con cara de pocos amigos- porque no caminamos un rato así conozco el lugar para cuando mi amiga este en la presentación yo no estar perdida.

-Mira Ana no se que te has creído que yo soy, no doy guías de turismo y mucho menos a estas horas de la noche.

Parece que el efecto del alcohol estaba haciendo efecto en mi porque yo jamás hubiera dicho semejante disparate.

El tono de su voz me acordó cuando me reclamo en el avión, esa prepotencia y seriedad que lo caracteriza, ni yo cuando me acuerdo de que no tengo trabajo.

-Disculpe usted -haciendo una reverencia- por un momento me olvide que hablaba con el Señor arrogante.

Sin mas me fui dejándolo solo donde estaba.

Un Vino Una HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora