Capítulo Tres: Lowell.

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El bus número 42 paraba justo en frente del conjunto residencial de Lowell cada mañana a las 6:52. Lástima que en este día, el chico de segundo año se quedó dormido y se despertó al ras con ras de su horario habitual. El apartamento en el que residía Lowell no era más que un dos por dos, dos baños con dos cuartos, una pequeña sala con un comedor y una cocina con su cuarto de lavado. El chico por aquella semana se encontraba sólo en casa, ya que sus padres habían decidido ir a un hotel en la playa a relajarse y a última hora quisieron pasar otro par de días en dicho lugar.
El melodioso tono de la alarma selvático lo despertó de inmediato a las 6:50.
"Diablos"-pensó para sí". No puede ser que sea el primer día y justo llegue tarde... ¡Carajo, voy a llegar tarde!"
Como un resorte de esos de material grueso, el delgado y despeinado chico se paró de la cama y se metió en bombas a la ducha.
-Mierda, mierda, mierda...-repetía para sí mientras se daba una ducha express.
Gracias a Dios y al universo Lowell había dejado listo un maletín azul casi que roto en la noche anterior sobre la mesa del comedor, en él, tenía un par de lápices, una libreta de escritura en l cual llamaba poemas dignos del mismísimo Shakespeare, y un brownie con un toque salvaje-si saben a lo que me refiero.
En cinco minutos ya había tomado un plato de cereal y un vaso de yogurt de fresa, había agarrado sus cosas y se encontraba caminando hacia la parada del bus. En el momento que pasaba por la piscina del conjunto residencial y se disponía a ejecutar la caminata en C para poder llegar al bus, tomó su teléfono celular y le escribió a Anna, su mejor amiga.

[Lowell; 7:05]: ¿Dónde diantres estas?
[Anna; 7:05] Sal rapido, el bus está en la plaza, en diez segundos estará en tu parada.

Y sí, Lowell corrió como si no hubiese un mañana. Efectivamente, en la cuenta de diez el bus 42 color azul y de dos vagones estaba sobre la Avenida del conjunto de Lowell.
-Buenos días- saludó Lowell a Larry, el conductor de la ruta matutina en el 90% de las ocasiones. A esa hora, el bus solía ir lleno de estudiantes, que al igual que Lowell y Anna, se encontraban tarde para ir a la escuela. Mirando y buscando entre morrales y cabezas, Lowell intentaba localizar a Anna.
-Grandísimo idiota, aquí- gritó Anna desde el fondo del bus.
Anna siendo Anna, cabello castaño oscuro, ojos marrones, piel tersa y canela, un humor negro y gran habilidad académica.
Con una sonrrisilla sin dientes, Lowell fue hasta ella.
-¿Viste Snapchat?-le preguntó Anna a Lowell.
-¿Te refieres a la encuesta de enfermedades de transmisión sexual?- preguntó el chico.
- No, idiota- contestó ella con una mueca-. Violett Pierce va a estudiar junto a nosotros.
A Lowell le sonaba ese nombre, muy remotamente en su mente, pero le sonaba de alguna parte.
-¿Violett Pierce?- dijo el chico confundido-. ¿Tienes alguna fotografía de ella?
-Obviamente, mirala.
Y justo cuando Anna volteó el celular con la foto de la rubia Lowell la recordó de inmediato.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2019 ⏰

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