Capítulo 3

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Gran parte del viernes pasó rápidamente entre las clases de teatro y talleres de actuación. A las seis me detuve en la casa de Jennie para recogerla y llegar corriendo a la de Jisoo para preparar la fiesta.

La mansión de Jisoo estaba situada más o menos en el centro de Baldwin. Estaba a quince minutos desde cualquier lugar en Baldwin y ese título asignado, La Mansión Kim, tenía un doble significado en ese sentido. Kim era, por supuesto, el apellido de Jisoo, pero también era una metáfora para la localización de la mansión, en el corazón de la Cuidad de Baldwin.

Nosotras llegamos alrededor de las 6:10 y pusimos la comida en el cuarto de grabación. Alrededor de las siete los invitados comenzaron a llegar. Para las siete treinta me escape a la habitación de Jisoo, donde me desplome en su cama de agua tamaño rey, queriendo yo misma ir a dormir. Había pasado una mala noche, habiéndome movido y girado por horas. Tenía una clase a las 7 am, por lo que conseguí arrastrarme fuera de la cama. Había estado exhausta el resto del día, enredada durante mis muchas clases como una zombi en piloto automático.

Me quedé dormida en algún punto y desperté con el sonido de la puerta abriéndose. Miré para encontrarme a Jisoo caminando hacia mí, sosteniendo una botella de Dr. Pepper y dos vasos de plástico llenos con hielo. Ella estaba vestida casualmente en vaqueros azules y un ajustado polo blanco. Con mirarla, tú nunca adivinarías que su cuenta de banco excede los cuatro billones de dólares y es la dueña de una de las más grandes mansiones de los Estados Unidos. Tú tampoco lo adivinarías al hablar con ella. Y tú nunca, jamás imaginarías todo el dolor que ella ha pasado en sus veintitrés años en este planeta. Lejos de tanta miseria por tal asombrosa persona.

"¿Divirtiéndote?" me preguntó, acompañándome en la cama, la cual protestó por el peso adicional formando una serie de ondas en todo el colchón de agua. Ella se sentó, al estilo indio, mirándome.

"Un montón," le respondí, sintiéndome más o menos descansada. "¿Lo estás tú?"

Ella consideró la pregunta. "Bueno el stripper fue ciertamente una sorpresa."

Sonreí. "No fue mi idea. Además, se supone que es una especie de tradición."

"Claro."

"¿Por qué dejaste la fiesta?" le pregunté, curiosa del por qué ella estaba ahí.

Ella me ofreció uno de los vasos, forzándome a sentarme. "No puedo tener una fiesta sin mi dama de honor." Ella vertió la soda en ambos vasos.

"Jisoo, tu odias Dr. Pepper."

"Y tu odias las fiestas. Considéralo un compromiso." Ella sonrió y levantó el vaso. "Por mi mejor amiga."

Sonreí. "Por mí."

La mire tomar un sorbo, amando la expresión de disgusto que cruzo por su rostro. "No puedo creer que te guste esta cosa."

Bebí toda la cosa de un solo trago. "Es maravilloso. ¿Nunca te conté la historia de cómo Dr. Pepper obtuvo el nombre?"

Jisoo miró pensativamente por un momento, a pesar de ir a través de sus archivos en la memoria y examinando cada uno por la requerida información. "Nop. Cuéntame."

Aclaré mi garganta, tomando una fingida voz narradora. "Había una vez, donde vivía un joven hombre que amaba a una joven mujer y ellos se amaban mucho. Sin embargo, el malvado padre de la chica, un hombre con el nombre de Dr. Pepper, se negó a la petición del joven muchacho de casarse con su hija, insistiendo en que él nunca llegaría a nada. La pareja con el corazón roto insistió en probar su valor a Dr. Pepper, crearon la fórmula de una deliciosa y refrescante bebida suave que no sabe cómo la medicina, no importa lo que la gente diga, y después el padre de la chica la llamó Dr. Pepper,"

Rosé & LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora