Capítulo 4

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Rosé

Nueva York empezaba a gustarme después de sólo un par de días y me hizo preguntarme por qué yo nunca había considerado dejar Florida. Dondequiera que miraba algo estaba pasando. Las cosas más insignificantes se sentían de alguna manera importantes y yo trataba de asimilarlo todo, mientras que al mismo tiempo trataba de darle sentido a mi tiempo con Lisa. El amor era confuso. Las mujeres son confusas. ¿Cómo se supone que una pueda hacer funcionar algo así?

"Pareces pensativa," dijo Lisa, bajando la mirada hacia mí.

Estábamos caminando por Times Square y yo estaba mirando hacia el suelo, en lugar de mirar a las bonitas luces y vallas publicitarias. "¿Qué piensas sobre el amor?"

Ella parecía confundida por la pregunta. "Supongo que está bien."

Le sonreí, mi mirada finalmente se alzó para mirar alrededor. Todo era tan brillante. Baldwin City parecía tan lejos en ese momento. "No, quiero decir, ¿crees que puede durar para siempre? ¿O crees que es algo pasajero?"

Lisa se quedó en silencio por un rato largo mientras reflexionaba sobre la pregunta. Estoy segura de que ella no esperaba discutir sobre el significado del amor, mientras caminábamos por las aceras atestadas de Times Square.

Finalmente, ella me miró, con una expresión muy seria en su rostro. Contuve mi aliento, mientras esperaba una profunda y significativa respuesta; una, que estaba segura, pondría a descansar todas mis dudas e inseguridades. Me quedé mirando sus ojos como si pudiera encontrar los secretos mejor guardados de la vida, ocultos en sus profundidades. Sus labios se separaron y las palabras se esparcieron en la ruidosa atmósfera. "Laser Tag." Parpadeé. Unas cuantas veces. Entonces expresé mis pensamientos. "¿Eh?"

"Creo que el amor es como el Laser Tag."

"Laser Tag. Cierto." Cada vez que pensaba que tenía descifrada a esta chica ella salía con algo como Laser Tag para con esto lanzarme de vuelta al inicio. Hablar con ella a veces se sentía como un juego sin fin de ¡Sorry!

"¿Te gustaría explicármelo?"

El brillo en sus ojos me preocupó. "No estoy segura..." Y yo aquí pensando que era la extraña en esta relación.

"Pero lo voy a hacer de todos modos. Mira, para mí, el amor había sido siempre algo que debía evitar. No me importaba si alguien se enamoraba de mí... pero enamorarme de alguien era algo que yo no podía aceptar. Siempre me recordaba a un juego de Laser Tag. Conseguir dar antes de que me den. Lastimar antes de que me lastimen".

"Oh," dije, de repente sintiéndome triste. "¿Es por eso que te fuiste? ¿Para hacerme daño antes de que te lo hiciera yo?"

"No."

Agarré su brazo para detenerla. No podía tener esta conversación mientras caminaba. "¿Entonces?"

Lisa parecía incómoda. "Tú sabes por qué me fui."

"No," dije seriamente, tratando de encontrar su mirada. "Yo no lo sé."

Ella miraba para cualquier sitio, menos a mí. Si yo no la conociera, habría jurado que parecía avergonzada. "Me dolía demasiado como para quedarme", admitió en voz baja.

Silencio. Eso es lo que oía, a pesar de todo el ruido a mí alrededor. Hasta ese momento nunca se me había ocurrido preguntar cómo se sentía Lisa con respecto a todo esto. Había jugado mi papel de víctima a plena capacidad y era hora de dejarlo ir. Esto nunca había sido sobre mí, sólo que había estado demasiado ciega para verlo. "Lo siento," dije en voz baja, dando un paso para acercarme más a ella.

Los ojos de Lisa finalmente se centraron en los míos. "No tienes nada que lamentar. Todo fue por mi culpa".

Sonreí con tristeza. "No. No lo fue." Tomé su mano. "Venga, volvamos a tu apartamento."

Rosé & LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora