Capítulo 2

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Todavía Rosé

El avión se las arregló para aterrizar sin estrellarse y por eso yo estaba agradecida. Tomamos un taxi desde el aeropuerto de Newark hasta Nueva York y le dimos instrucciones al conductor para que nos dejara en un hotel agradable. Él nos condujo por los alrededores durante un tiempo, tratando de decidir qué hotel se adaptaba mejor a nuestras necesidades. Pensé que por su parte fue un gesto dulce tomarse el tiempo para hacer eso.

Finalmente se decidió por el Hilton. O el Hyatt. Era uno de esos cuyo nombre empieza con "H". Tal vez era el Holiday Inn. Estaba demasiado preocupada para darme cuenta.

Nuestra suite consistía en cuartos adjuntos y mientras yo estaba ahí paseando alrededor de mi sección, Jennie entró. "Entonces, ¿cuál es el plan? ¿O simplemente improvisamos?"

Me tiré en la cama y miré hacia el techo por unos momentos antes de responder. "Supongo que solo iré hacia allá."

Jennie se sentó junto a mí en la cama. "¿No crees que va a encontrar esto un poquitín obsesivo?"

"¿Cuál es tu sugerencia? ¿Que yo desfile sin rumbo alrededor de Manhattan en la remota posibilidad de que voy y me tropiezo con ella en algún lugar, y luego digo, 'Diablos, que casualidad encontrarte aquí'?"

Jennie sonrió. "Tienes razón. Ahora sin importar lo que hagas, va a parecer obsesivo." Ella dio unas palmaditas en mi rodilla.

"Gracias."

"Siempre a tu orden".

"Entonces, ¿qué vas a hacer esta noche?"

Jennie parecía sorprendida. Se puso de pie y se dirigió a la ventana, extendiendo sus brazos hacia la vista exterior. "Rosé, mira a tu alrededor. ¡Esto es Nueva York! Qué es lo que no voy a hacer esta noche".

Sonreí ante el entusiasmo de Jennie. Me hubiera gustado compartir su emoción, pero yo apenas había notado la vista. "Voy a darme ducha... y luego... voy a encontrar a Lalisa".

Jennie me miró fijamente, sacudiendo la cabeza. "Chae, tienes más pelotas que toda la NBA."

Elegí tomar eso como un cumplido.

El taxi me dejó en la calle de enfrente de la dirección que la mujer en Whispers me había dado. No se me había ocurrido pensar si esa sería la dirección correcta. Es decir, hasta que escuché el taxi chirriar en la distancia. Me encontré sola en el medio de la acera, mirando hacia arriba a un edificio desconocido, preguntándome cómo demonios había llegado hasta allí.

Me quedé allí durante un largo rato, tratando de ensayar el discurso que había estado reescribiendo una y otra vez en mi mente.

Al otro lado de la calle, una figura me llamó la atención. Fruncí el ceño de repente, me preguntaba por qué me sentía obligada a mirarla. Parecía Lalisa... pero no podía ser... ella no tenía el pelo oscuro...

La figura se giró hacia el interior del edificio.

Oh... Dios...

Corrí al otro lado de la calle sin importarme si me atropellaban en el camino. Afortunadamente o tal vez por desgracia, dependiendo de cómo resultasen las cosas, llegué a salvo al otro lado. Una vez dentro del edificio, miré alrededor hasta que divisé un destello de pelo negro desapareciendo a la vuelta de la esquina. Me precipité en esa dirección, di la vuelta a la esquina, y me encontré cara a cara con Lisa.

Por lo que parecieron siglos, ninguna de las dos dijo nada. Ella me miraba como si no pudiera creer que realmente me estaba viendo. Y yo la estaba mirando cómo... Bueno, no estoy segura de cómo la estaba mirando, pero estoy segura de que ella te lo podría decir. Finalmente, yo rompí el silencio. "Apuesto a que te estás preguntando que estoy haciendo aquí..."

Rosé & LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora