Capítulo 3

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Cuando llegaron a la casa y Nazareth se acostò, Cecilio se sintió con una paz interior, y al mismo tiempo remordimiento y frustrado, por que no podía creer que puso en peligro a su esposa y prácticamente la arrastró para que lo ayudara a robar, aunque ella estuviera de acuerdo, si le hubiese pasado algo jamás me lo perdonaría, en ese instante se percató que Nazareth lo amaba incondicionalmente.

Su Mujer lo había presionado para que se olvidara de ese asunto, y que siguiéramos trabajando exhaustivamente pero honrado, pero èl se la había arreglado para que se olvidara del asunto. Solo esperaba que se tranquilizara porque la situación se estaba complicando.

En la mente de Nazareth, pensaba que todo quedaría ahí, y que no se iba a ser nada, también es obvio que desde hace mucho no mantenemos intimidad.

Pero Cecilio estaba preocupado por ambas cosas, primero porque aun rondaba pensamientos de robar y mejorar su vida, y segundo aun seguía pensando en Laila en volver a hacerla suya. pero tenía que olvidarme de ella, no quería hacerle daño a mi esposa si yo la amaba, aunque parezca mentira.

Se decidió a observar la casa detalladamente, todo era viejo y de segunda mano, las paredes rajadas, la puerta oxidada, los muebles rotos en fin...

Necesitaba marcharse de allí. Lo deseaba con todas su fuerzas, mientras una lágrima brotaba por sus mejillas.

Si este fin de semana no pasaba nada extraordinario, entonces el Lunes iría solo a robar esa casa, sin comprometer a su mujer.

Como estaba preocupado y quería descansar su mente, decidió limpiar la grama de la casa. Salió tomó la guiro y comenzó a limpiar el alto llano.

Extrañamente, no pudo seguir dandole el mantenimiento a la grama, entonces se sentó en el sillón reflexionado un poco sobre su vida. Cecilio era Licenciado en Administración Pública con especialización en Aduana, trabajó unos años atrás con una famosa naviera ejerciendo el cargo de tramitador aduanero, sin embargo la empresa estaba metida en lavado de dinero, decidió abandonar el trabajo, causando que su jefe le declarara la guerra y desde entonces no consigue trabajo, solo de jardinero. Desgraciadamente el jefe metió su mano negra para que no volviera a ejercer su cargo profesionalmente. Aun así, Cecilio estaba convencido de que saldría adelante hasta poco después cuando no conseguía trabajo y muchas veces pasaban hambre, entonces creyó que su vida era un total fracaso.

Intento volver a limpiar el patio, pero no pudo, su imaginación lo estaba traicionando. Veía a laura con su cabellera brillante, sus enormes curvas; ella es una gordita realmente bella, esa boca perfecta con ganas de besarla.

Suspiro y  miro al techo. Perdió la cuenta de cuándo fue la última vez que la toco. Èl no había querido dejarla tanto tiempo sola, pero tenía que trabajar para poder traer la cena, mientras que el cansancio fue parte de su vida y por ello no había sexo.

Nazareth despertó asustaba, el cuarto estaba oscuro,  el reloj de la pared marcaba las tres y quince de la madrugada, quiso levantarse a tomar agua, y así lo hizo, caminó por el estrecho pasillo y vio a su esposo dormido en el sillon con solo calzoncillos. Por un momento deseo levantarse y acostarse con èl, pero no tuvo oportunidad porque èl despertó de repente con gestos no muy agradable.

Cuando la vio se extrañó, se rasco la nariz y dijo:

—¿Qué haces despierta?. Vuelve a la cama.

—Con una condición, ven conmigo

Èl la miro y señalo la máquina y dijo:

—Tengo que arreglarla, parece que tiene algún hilo trancado que no quiere prender, y sabes que esa es mi herramienta de trabajo.

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