Capítulo 12

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Pasaron aproximadamente 8 dias, el se fue al único lugar donde podría ir a casa de su madre

Nazareth lo vio llegar por la ventana, le abrió la puerta. La vio feliz, con muy buen semblante

Cuando el se acerco a ella, sintió una paz interior

—Hola, cecilio

—Mira lo que te traigo

La cara de Nazareth se iluminó

—No me digas que es la...

—Sì

—¿Porque no me dijistes?

—Quería ver esos ojos felices llenos de ternura e ilusión, deseaba que fuese una sorpresa amor

—¿como hicistes?, de donde sacastes el dinero

—Acaso importa, solo disfrutala

Ella estaba feliz, emocionada

—Muchas gracias, Cecilio

—Y dónde están los niños

—Están dormidos, ayer se acostaron tarde, vimos tres películas seguidas y comieron palomitas de maíz, se portaron muy bien, tambien te extrañaron muchísimo, preguntaban por ti acada rato.

—Lo extrañe tanto, que no soporto estar ni un segundo sin ellos

—No tienes que decírmelo yo lo se, jamas te separaría de ellos,


al rato de 10 minutos, salieron corriendo los niños, en gerito y lágrimas los abrazo a ambos, sin dejar de saltar.

—Papi, te extrañe mucho

—yo mas, mis amores, y que hicieron durante todo este tiempo

—jugar, jugar y extrañarte

Cecilio los volvió a abrazar, en ese mismo instante dice Nazareth:

—Vayan a desayunar para bañarlos

Si mami, los dos salieron corriendo revoloteando toda la casa

—Y cuéntame cómo la pasaste sin mi

—creo que bien

—¿cómo que crees?

—Pues si, estar con estos terremotos, soportar la bulla del vecino, y esas cosas, 

Èl la miro a los ojos durante unos momentos, sonrió y dijo:

—Tienes razón, ser madre y aam de casa es difícil, lamento haberte dejado sola por todos estos días, pero la verdad no sabia si querias verme, y no quería incomodarte ni lastimarte mas de lo que ya estabas.

—¿Qué has pensado tu?

—sinceramente creo que podemos volver a tener el amor que tuvimos

—¿Como?

—ir paso a paso, sanado las heridas, caminando juntos por el mismo sendero

—Y si m vuelves a se infiel

—Eso no pasara, te lo prometo. Dime Nazareth, estas dispuesta a darme una oportunidad

—Es muy pronto para responder

—Bueno entiendo, no puedo presionarte, no puedo obligarte, lo mejor sera que me marche

Nazareth deseaba pedirle que se quedara. Lo deseaba por encima de todo, pero su orgullo no lo permitió, se sentía profundamente deprimida, no podía creer que lo dejo ir, sin darle una oportunidad. Todo se salió fuera de control, èl no se comportó de la mejor manera, sin embargo fue valiente y como todo un hombre le dijo de su propia voz lo que había pasado con esa mujer, y eso había que admirar


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