2. La cueva

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Los Akutagawa estaban caminando por la cueva, Ryunosuke no podía parar de toser, eso los hizo un blanco fácil, escucharon el ruido de su andar, activaron sus habilidades y los tigres fueron parados en seco. Atsushi y Toru miraron a Ryunosuke y Sousuke molestos – aquí están – dijeron los gemelos pero los Nakajima no hablaron

― ¿Cómo hicieron ese hueco?

― ¿no hablaran?

Los Akutagawa sonrieron burlones – deberíamos decirle a Tío Tsuki – dijeron burlones y los Nakajima bajaron sus garras

― Bien, así que así dejan de ser amenazadores

― ¿Qué buscan? – pregunto Toru – entraron a nuestra Jaula, ¿Cómo?

― Tenemos habilidades como ustedes, no somos electrocutados pero nuestras horas de entrenamiento son más de 30 al día

― Pero solo hay 24 horas en un día

― Exacto

Los Nakajima tragaron saliva y los Akutagawa se sentaron – sí que fue difícil encontrarlos – decía Sousuke y les miro - ¿Qué esperan? Siéntense

― No-nosotros...

― Siempre hablan entre ustedes ¿no? – pregunto Ryunosuke – hablen con nosotros

Los Nakajima se sentaron, estaban pegados el uno al otro - ¿Por qué no habían hablado?

― No... entendemos por qué hablar con otras personas

― Somos maquinas

― Son chicos, lo sabemos – dijo Sousuke

― Aunque una vez los vimos en unos tubos con agua ¿recuerdas? – menciono Ryunosuke

― Ah, cierto – sonrió Sousuke – fue cuando les dimos nombres

Los Nakajima los miraron sorprendidos y se acercaron peligrosamente, en un segundo estaban rosando sus narices con los Akutagawa - ¿ustedes fueron? – preguntaron, los ojos amarillos de los chicos eran atemorizantes pero para los Akutagawa aquello se veía como una suplica

― Si, eran pequeños y solo tenían números por nombre

Los Nakajima se sentaron de nuevo pero seguían cerca, lo siguiente sorprendió a ambos chicos, pues vieron claramente como aquellos ojos sin vida se llenaban de ternura y como un movimiento en sus comisuras los hacían ver como niños normales, su sonrisa era brillante – gracias – los Akutagawa tragaron saliva, eran demasiado lindos.

― ¿como están sus heridas?  - pregunto Sousuke para cambiar el tema

― ya nos regeneramos - sonrieron ambos tigres trayendo de nuevo estragos a los Akutagawa

Pasaron la noche hablando, les contaron de sus amigos en la escuela así como ellos de sus investigaciones y como ellos mismos cortaron sus cabellos, eso explicaba muchas cosas, por más platicas que hacían, los gemelos Nakajima no reían, incluso no habían vuelto a sonreír desde que supieron el destino de sus nombres. – entonces ¿pasan su tiempo nadando? – pregunto Sousuke

― El agua es relajante, me gusta nadar

― ¿te gustan las conchas Atsushi? – pregunto Ryunosuke

― Si, son bonitas

― Y las estrellas de mar también – decía Toru

― ¿Qué les gusta más? – pregunto Sousuke

― Nadar entre los peces – dijeron los Nakajima al mismo tiempo

― ¿podemos nadar con ustedes? – preguntaron los Akutagawa

Twins - Akuatsu - Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora