Te amo…- escucha aquel murmuro salir de los labios de Inuyasha…
¿se lo había dicho a Kikio?... ¿todo fue mentira?... ¿acaso le mintió?.
Retrocede lentamente al ver como el hanyou se inclina a besar los labios de aquella antigua miko, lo único que reacciona en hacer es darse la vuelta y corre sin tener una dirección fija.
Gruesas lágrimas se deslizan por su rostro, recordando aquella imagen, lo mismo que sucedió hace cinco años esta sucediendo de nuevo solo con una diferencia Inuyasha la descubrió… pero en esta ocasión… todo es diferente…
Comienza a descender la velocidad, dejando escapar pequeños llantos, Inuyasha de nuevo había jugado con ella, pero ahora no solo la había besado si no… si no… ¡arg!.
Se deja caer lentamente de rodillas en medio de aquel espeso bosque, dejando que las lagrimas sigan fluyendo… ¡Inuyasha es un baka!, y ella mas baka por creer en aquellas palabras de amor…
Pero es verdad lo único que le decía era un "te quiero", nunca llego a decirle un "te amo"… que tonta ha sido… muy tonta.
Siente una pequeña brisa calar su cuerpo, algo que la alerta… haciendo voltear su cabeza a dirección de esta, queriendo añorar que es Inuyasha el que la busca pero todo es falso al ver aquel joven de ojos verdes, cabello negro amarrado por una cola de caballo en lo alto, y una vestimenta de todo un jefe… el jefe de la manada de los lobos.
¿Kagome que tienes?...- lo pregunta este, inclinándose a levantar a la chica, percibiendo aquella tristeza en sus ojos y aquel olor mezclado con el hanyou.
¡Oh Kouga!...- lo exclama, lanzándose a llorar en sus brazos, por lo menos Kouga corresponde aquel abrazo y consuela la que una vez pensó que sería su mujer, pero ahora sabe que esta pelinegra le pertenece aquella bestia.
Aunque esa bestia sea el causante de las lágrimas de Kagome, él la protegería de cualquier cosa incluyendo aquel hombre que sería muy pronto padre, por el cachorro que esta creciendo en el vientre de Kagome, al percibir aquel olor.
-.-
Se separa de los labios de Kikio, sintiendo una puñalada en su corazón, como si una parte de su alma se fuera lentamente de su ser, invocando en su mente aquella imagen de la persona de su corazón… Kagome…
Kagome…- lo susurra.
Oh esa…- lo murmura Kikio, dejando ver una sonrisa maliciosa
"esa" Kikio, ahora es mi esposa…- lo murmura este, retrocediendo… sabiendo que acaba de engañar a su Kagome, pero es que Kikio no le dio tiempo de explicarle nada, se lanzo a sus brazos y lo beso.
Querido Inuyasha, eso ya lo se… pero debiste de ver la pobre cara de esa chiquilla cuando nos vio…- se lo dice esta sin dejar de mostrar aquella sonrisa frívola.
¿Qué demonios?...- lo pregunta sin creer, él hubiera sentido a Kagome.
Tu "esposa" nos vio, y que pena… pobrecito cachorro nacerá sin su papi…- lo sigue diciendo aquella sacerdotisa.
Kuso se dejo engañar por Kikio, y él que pensaba que había cambiado… no, no cambia, desde la muerte de naraku y su nueva resurrección se ha comportado mas fría que lo normal.
Tu no eres la kikio que yo ame…- lo dice aquel hanyou, tratando de guardar todas aquellas ganas de matar aquel ser.
Una fuerte carcajada por parte de Kikio se hace presente.
Y crees que todavía siento algo por ti, pobre iluso…- lo comienza a decir – tal vez te ayas acostado con "esa", pero tu vida me pertenece…- lo informa, viendo la cara de desconcentro del hanyou y a su vez trasformándose a una de enojo.
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La Búsqueda
FanfictionYa han pasado cinco años, precisamente aquel año se cumple el sexto año que conoce a Inuyasha y cumple vente y uno, sus estudios han finalizado, solo le falta un año o dos de carrera, su madre desea nietos, y aquello hace pensar a la chica, aceptand...