dos.

46 4 0
                                    


- ...a menos que toquen ese botón nadie los molestará durante una hora... —dijo un chico joven, con cabello verde agua menta -que parecía irse destiñendo poco a poco- mientras señalaba hacia la cama, que probablemente por su pluralidad le hablaba a dos personas— oigan, voy a dormir en esa cama, ¿de acuerdo?

Me acerque un poco más y pude ver a dos jóvenes que aparentaban de su edad. Uno era de tez blanca y bronceada, que parecía muy sexy y tierno a la vez como el que recién hablaba, y otra chica de piernas largas y melena rubia larga. Ambos se encontraban sobre la camilla -aparentemente del chico de cabello menta- donde la chica estaba sobre las piernas del chico y estos se miraban fugazmente. Entendí la situación.

-Oye, no somos animales —decía el chico con carita de conejo mientras miraba a la chica— tranquilo, no tardaremos tanto— dijo la chica para completar la frase.

Dios, que repugnante. ¿Pensaban hacer métodos no ortodoxos en la camilla de un hospital? Sigo sin entender como es que les dejo hacer semejante cosa.
Rodeé los ojos y fije mi mirada hacia adelante, para continuar mi camino hacia el ascensor.
Mientras lo hacia, pude notar una mirada fija en mi, pero no le di importancia.

Me quité el barbitúrico y miré hacia atrás cuando sentí que alguien me seguía. Al parecer, no había nadie, pero puedo prometer que alguien estaba siguiéndome descaradamente.
Seguí mi camino tranquilamente hasta entrar al ascensor; toque el botón hacia el piso donde se encontrarían los bebés y esperé a que la puerta se cerrara para que rápidamente llegara al lugar deseado.

Se sentía genial ver las nuevas bendiciones de la vida. Tierno y empático. El futuro de la sociedad estaba en sus manos, solo esperaba que puedan ser felices en su vida. No soy feliz, pero estoy cómoda con la vida que me tocó. Hay cosas peores que estas. Me encantaría más adelante poder tener un bebé, si es posible.

Con el reflejo del vidrio que me separaba de las camillas de los bebés y solo me dejaba observar, pude notar como la puerta por la que había llegado se abría y cerraba junto con un chico que se acercaba a mi. Mi intuición sobre la que alguien me seguía estaba en lo correcto.

El chico se ubicó al lado de mi -con un poco de distancia- y simulaba observar a los bebés como a mi. No entendía a que quería llegar, pero desde a metros sentía el "swag" que este radiaba. Con ese pelo menta que tapaba su frente y cejas y podría tapar sus ojos, junto con una camisa y chaqueta de cuero era totalmente notable. Me miró a través del reflejo del vidrio; como respuesta le devolví la mirada algo confusa. Suspiré.

-Te vi trayendo tus cosas, eran bastantes... ¿vas a estar aquí mucho tiempo? —preguntó con confianza, observándome. Por lo dicho estaba en el hospital desde hace más tiempo que yo, que había llegado ayer por nuevas complicaciones— ¿Hola?— dijo al ver que no me dignaba a contestar.

Permanecí mirando fijamente hacia el dentro del vidrio que separaba mientras que escuché un suspiro de parte de él.

-Estás sorda.

-¿No deberías estar atendiendo a tus invitados en tu cuarto? ¿Lo alquilas por hora o qué? —acoté mientras desviaba la mirada.

-Si, eras tú la que estabas asechando. —dijo, en una afirmación.

-Mmh, yo no asecho y tú—enfaticé —me seguiste aquí. —él se giró poniendo atención plena en mi.

-Quería presentarme, pero con esa actitud que tienes-

-No me digas. —le señale e interrumpí— eres de esos que no siguen las reglas para poder sentirte en control, ¿no es verdad? —me giré de modo en que estábamos de frente.

-No es mentira. —pude notar como esbozó una pequeña sonrisa escondida y ladina.

-¿Te crees ingenioso? —dije arqueando una ceja.

-¿Te parezco ingenioso? —dijo arqueando una ceja también.

Rodeé los ojos. —dejar que tus amigos tengan sexo en tu cuarto es... asqueroso, así que no. —devolví la mirada al vidrio.

-¿No te gusta el sexo? —soltó, sin más. Me estaba poniendo muy incómoda con su seguridad y egocentrismo, además de que no despegaba la mirada de mi.

-N-No me gusta...—me encogí de hombros. —el sexo- Si me gusta, el sexo es bueno. —¿qué estoy diciendo? Trágame tierra.

Escuché su risa nasal cuando se quedaba de perfil observando el vidrio como yo. Devolvió la mirada al techo para luego volver a mirarme. —bueno, no es la mejor descripción, pero al menos tenemos intereses comunes —diciendo lo último en más susurro.

-No tenemos nada en común. —corté fríamente.

-Uy, que fría. —dijo, bromeando. Haneul entró rápidamente a el salón donde nos encontrábamos, al parecer buscándome a mi, medio agitada. Al vernos a los dos, casi juntitos con ese espacio entre nosotros estuvo sorprendida.

-¿Qué estás haciendo tu aquí arriba? -dirigiéndose al chico mientras cerraba la puerta. —él no contesto y se dirigió a la puerta. Haneul se acercó a mi con una cara seria— siempre a dos metros de distancia, ya conocen las reglas. Yoongi, ya vete a tu cuarto. —le decía al chico.

-Ya oíste, es un nombre para tu perfil psicológico, soy Min Yoongi. ¿Y tú eres? —dijo antes de irse.

-Sorda. —respondí poniéndome el barbitúrico. Él suspiró a punto de retirarse.

-Yeong, gracias por volverte a poner tu mascarilla. —él se giró al escuchar mi nombre. Maldita Haneul, me habían descubierto.

-Yeong. —dijo mirándome a la vez que yo le devolvía la mirada. —tienes que alivianarte. Esta es la vida. Terminará antes de que te des cuenta. —acotó fríamente, para luego ponerse un barbitúrico negro. Al parecer le encantaba ese color. A continuación se retiró de la sala dejándome con la respuesta en la punta de la lengua. Haneul suspiró.

-¿También tiene fibrosis quística? —le pregunté. Ella asintió como respuesta.

-B Cepacia. —dijo. —parte de una prueba química. Si te contagia su infección, —suspiró— nunca vas a poder tener nuevos pulmones. Esa bacteria no tiene recuperación. No te le acerques. —me observó en el reflejo.

──────────────────
Mucho tiempo, creo que la última vez que escribí el primer capitulo fue por julio. Serán pocas las personas que lean este fanfic pero ya que estoy de vacaciones me empeñaré el terminarlo.
me despido.

So Far Away | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora