Si el viento que me roza fuera tu voz,
y si el frío del agua me recordara a tus manos,
tal vez me hubiera quedado por más tiempo.Pero no fue así y es algo en que creo,
que si ahora el pensarte no me quemara,
te pensaría y diría: te echo de menos.Entre pequeñas ventanas y persianas bajadas,
¿Quién me asegura que este tren no llega a su parada?
Pero entonces las vías gastadas chirrían
y se pierde en el cielo el monte donde murió mi sonrisa.La voz que suena por la radio, dulce y tranquila,
es un trago amargo y refrescante en esta tarde de verano.
—Siempre me he preguntado —divago—,
si tú, que floreces en mitad del desierto,
me entregarías el calor de tus pétalos,
para poder llevarme su rocío a mis secos labios.Que están hundidos en la furia de unos ojos pardos,
que me guían en el vacío aún estando rodeado.Árboles quemados señalan el camino
hacia una pequeña casa perdida en la ceniza y los pinos.
Aquí es mi destino, se detiene el tren.
La voz me pregunta: ¿no querrás despedirte?
Otra voz contesta: tal vez quedara tiempo,
pero no para él.
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Poemarium #PGP2024
Poetry«A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en el mismo ataúd.» -Alphonse de Lamartine.