Lágrimas y flores

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La mirada está perdida en el cielo,
los pies y los zapatos embarrados de agua y sal,
el suave vestido es de terciopelo,
y de los hombros desnudos florece un rosal.

Se ahoga y la vida se detiene,
pero esta continúa si se hiere.
Ella es la lluvia cuando no llueve,
ella lo hace porque no se quiere.

Lágrimas sucias, no salgáis más.
Lágrimas sucias, dejarla respirar.

Cierra las persianas, apaga las luces,
limpia los suelos, cuenta las pérdidas,
y échale el candado a tu corazón.

No ha aprendido a amar
porque no hay nadie a su alrededor.
No sabe qué camino tomar
porque no hay luz en su interior.

Lágrimas sucias, no salgáis más.
Lágrimas sucias, dejarla respirar.

Las espinas rojas y las flores blancas,
suben sinuosas por su cuello hasta su pelo.
Ellas quieren la luz, ellas quieren tapar
su cara triste y desaliñada, reflejo del mar.

Una lágrima por la vida latente,
otra lágrima por la muerte inminente.
Un paso de hierro que insinúa calma,
otro paso incierto que da felicidad.

Firme pulso, piel ardiente,
Toma impulso una voz imponente,
y grita: "¡soy el viento en la tormenta!
Soy la niebla que te observa.
Soy tú en otro contexto,
soy el atril, y tú mi lienzo."

"No somos parte de la misma moneda,
pero en ti está impresa mi esencia.
Fuimos lo mismo en otro momento,
y hoy acudo a nuestro encuentro."

La paz la sostuvo en sus brazos,
y ella se deshizo en pedazos:
esta vez fueron delicadas flores rosas,
que no pinchan, ni sufren, ni cortan.

Poemarium: Donde Vive la PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora