Capítulo XVI

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~Estaremos bien~

El terrible monstruo me analizó una última vez y se dispuso a atacarme. Sus ojos demandaban sangre, sus garras una presa y sus dientes y colmillos carne fresca.

En cuanto flexionó las patas me puse en alerta, mi plan era simple: entretenerlo hasta que llegasen los profesores.

Como estábamos en clase de lucha de combate, no había armas por ninguna parte, y tampoco tenía tiempo para buscarlas. Para añadir más inconvenientes, este tipo de clase era universal, la daban todos los alumnos, por lo tanto se dividían por cursos en la escuela, no en el edificio especializado, lo que significaba que todos y cada uno de los presentes en dicha asignatura, era de primero, con lo que se descartaba la posibilidad de que alguien tuviera conocimientos de alguna habilidad, y además, era muy poco probable que dispusieran de materia neutra.

Me tensé ante la carrera de mi oponente. Cada paso que daba se igualaba a dos míos, y la forma en la que cada músculo de su peludo cuerpo se marcaba, hacía más visible la advertencia que aparecía en mi cabeza de «Corre gilipollas que te matan».

Justo cuando se abalanzó sobre mí en un espectacular e intimidante salto, me eché a un lado para esquivarlo. Mi idea era levantarme lo más rápido posible, no dispondría de mucho tiempo. Por suerte, no fue exactamente así.

Sí, caí a un lado como había planeado, y logré hacerlo sin que el horrible animal me rozara, aun así, algo impidió que este terminara su ataque.

Hero.

Llevaba un arco de unos treinta centímetros de longitud, bastante ridículo en esa situación para ser sinceros, pero había conseguido dar cerca del ojo del ser oscuro, lo suficiente para molestarlo y desequilibrarlo durante unos segundos.

-¿Qué mierda es eso? -gritó.

-Un huargo, criaturas similares a los lobos, pero de mayor tamaño. Nivel seis -expliqué poniéndome en pie y corriendo hacia él.

-¿Y cómo se mata? -preguntó claramente angustiado.

-No podemos -miré el arma -, no con eso, es demasiado chico y él demasiado grande -añadí volviendo la vista al monstruo que intentaba deshacerse de la pequeña flecha clavada en su cabeza -. Hay que entretenerlo hasta que los profesores vengan. Primero tenemos que intentar encerrarlo en la cabaña -dije señalando el lugar en donde se impartían las clases teóricas sobre la asignatura -. Luego tendremos unos segundos para pensar como seguir. ¿Recuerdas la técnica del otro día de clase de estrategia? -él asintió no muy seguro. Idiota... -Tú izquierda, yo derecha.

-Vale -Hero alzó su pequeño arco y lanzó una flecha al costado del animal. Este soltó un gruñido y dirigió una mirada furiosa a Hero, que mantenía una expresión seria y arrogante, aunque se podía apreciar que estaba nervioso y asustado.

-¡Ya! -grité yo.

Hero salió corriendo. Por el camino, consiguió darle en una oreja al huargo para provocarlo y asegurarse que lo seguía a él.

Mientras él trataba de distraerlo recorriendo el campo, saltando objetos de forma repentina para que se chocase o dándole esquinazo varias veces intentando aturdirle un poco, yo me encargaba de cerrar todas las ventanas menos una, y la puerta izquierda. Me posicioné tras la entrada situada a la derecha.

Apoteus I: habilidades físicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora