Capítulo VI

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~No conviertas en un secreto la pura verdad~

La mañana posterior a las pruebas, empecé el día con un buen bocata de bacon, atún, queso y mayonesa. El curso comenzaba y necesitaba energía. Si mi hermano me hubiese visto en ese momento, me habría echado un sermón sobre la importancia de la comida para estar en forma y un montón de cosas más, que para una amante de la comida como yo, nunca se aplicarán mientras sea yo quien me alimente.

Michael siempre ha sido muy cuidadoso con lo que se lleva a la boca. Tampoco sigue un régimen exacto, ni se priva de caprichos culinarios, pero ya te digo yo que un bocadillo que ronda las 700 calorías, más el batido de vainilla, no se toma.

Pero bueno, tampoco es una sorpresa que tenga una dieta variada y esas chorradas. Que todos los Apoteus, y en general, cualquiera que tenga habilidades (sobretodo físicas) , tengan unos cuerpos envidiables, no es casualidad.

Al terminar el desayuno, preparé mi mochila. La verdad es que no tenía mucha idea de qué llevarme, así que cogí una libreta y un estuche.

Supongo que lo que necesite para las clases me lo dirán ya allí.

Salí de mi casa una hora antes, no pensaba repetir lo del día anterior.

Cuando llegué a la entrada de la escuela, tuve que abrirme paso entre varios alumnos. Ver a tanta gente me emocionó, ya que yo no había experimentado eso nunca, en parte porque el día de las pruebas llegué con retraso y ya todos estaban dentro.

Me puse en la cola de recepción, aún tenía que recoger mi horario y resultados del porcentaje de sangre. Había tres personas atendiendo en el gabinete, entre estas Henrik, pero yo no estaba en su cola, así que cuando mi turno llegó, me atendió una mujer que no conocía.

-¿Nombre? -me preguntó de forma seca.

-Artemisa Isylon -respondí fingiendo una sonrisa amable. El sonido de mi voz llamó la atención de Henrik, que me miró y me saludó con la mano acompañando dicha acción con una cálida sonrisa.

-Yo me encargo -intervino Henrik intercambiándole el sitio a la rancia secretaria.

-¡Hola Henrik! ¿Qué tal? -dije de forma afable.

-Ahora bien, cuando termine el día ya hablaremos -bromeó -. Supongo que vendrás a por tu horario y resultados.

-Supones bien -contesté sin dejar de sonreír.

Henrik tecleó mi nombre en su ordenador e imprimió un par de hojas.

-Para los resultados de sangre me han dicho que vayas al despacho del director. Te están esperando para hablar sobre tus habilidades -me explicó entregándome mi horario.

-Genial... -dije con sarcasmo.

-No te preocupes, todo saldrá bien, ya lo verás -me calmó Henrik.

Me dirigí al despacho del director. Este se situaba en el edificio central, en la primera planta y como consecuencia tuve que subir varias escaleras.

Cuando llegué, miré a la puerta algo nerviosa. Había escuchado hablar a mi hermano sobre el director Princeps, pero nunca había entablado una conversación con él. De hecho, si alguna vez lo había visto, no me acordaba.

Apoteus I: habilidades físicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora