08/01/1997
-Lamento tanto tener que hacer esto, pero es la única manera de que tengas una buena vida- dijo la mujer mientras caminaba con la pequeña en brazos hacia la casa de sus abuelos.
Era un enero frío, del mismo frío en el que se convirtió el corazón de la mujer al dejar a su hija.
No podía hacer nada mejor por ella, por lo menos ellos la cuidarían y protegerían de cualquier cosa que la futura esposa de su padre le quisiera hacer. La educarían y amarían sin pedir nada a cambio.
Era una casa bonita, tal vez no lujosa, pero era mejor de lo que ella podría ofrecerle.
Tocó la puerta y esperó a que abrieran. No iba a dejarla solamente ahí, por lo menos les daría una explicación.
Abrió la puerta un hombre, ya entrado en años, de cara dura pero corazón blando, ella lo sabía. No se negaría a cuidar de su propia nieta, sangre de su sangre.
-¿Qué estás haciendo aquí Debria?- preguntó el hombre -¿Por qué tienes a ese bebé en tus brazos?-
Debria sólo comenzó a llorar, sabía que era lo mejor. Con ellos estaría mejor.
-Su nombre es Anne, es su nieta- llevó a la pequeña mas cerca de él- Yo no puedo mantenerla, no sería una buena madre, sólo tengo 17 años- comenzó a llorar.
El hombre tomó a la niña en sus brazos y la miró, se parecía mucho a su padre, la misma nariz, la forma de la boca, no pudo negarse.
-No te preocupes, nosotros nos haremos cargo de ella, puedes visitarla cuando quieras- él entendía, su hijo no tomó muy bien la noticia de que sería padre.
Ella le agradeció y con una sonrisa triste dió media vuelta y se fue.
-Supongo que serás toda una Cruise, serás uno de mis grandes orgullos- el hombre besó la pequeña cabeza de la niña y entró en la casa.
Mientras, Debria caminaba hacia un rumbo desconocido, la noche era fría, pero en ese momento no sentía nada. Era incapaz de poder sentir algo más que dolor y tristeza por tener que abandonar a su hija.
-Algún día te veré de nuevo mi pequeña, ese día sabrás que lo que hice fue por tu bien- dio un último vistazo hacia la casa de los ahora padres de su hija- espero que no sufras lo mismo que yo, y que cuando te enamores, esa persona te haga conocer el amor y no te destruya como lo hicieron conmigo- volvió la cara y siguió su camino.
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Conocer el Amor
Подростковая литература¿Enamorarse? Mejor me lanzo desde un edificio, sería menos doloroso y no sufriría tanto. Pero vamos, nos encanta sufrir, sin el dolor no sabríamos que estamos vivos. Tal vez necesitamos a alguien que nos enseñe que no siempre se sufre, que no siempr...