Capítulo 3. Déjame solo

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Llegue temprano como todos los días, 15 minutos antes, los cuales aprovecharía para estudiar, como siempre hago.

Pero para mí desgracia Osomatsu también llego temprano, me repetí a mi mismo "solo ignóralo, ni siquiera voltees a verlo".

-Hola Choromatsu, ¿hiciste el ensayo?- dijo sentándose a mi lado.

¡¿Qué pasa con el?! ¡¿Por qué me esta hablando?! Creí que habíamos acordado no volver a hablarnos.

Solo seguí ignorándolo.

-¡Oye Choromatsu! ¡Oye! ¡No me ignores!- puso su cara encima del libro que yo estaba leyendo.

Su cara estaba muy cerca de la mía, demasiado, me estaba irritando.

-¡Habíamos acordado no hablarnos!- grite enojado, alejando su cara de mí con mi mano.

-Ah, ¿lo decías en serio?- pregunto con una cara ingenua.

-Obviamente, yo siempre hablo en serio-

-Ja, ja, ja, ja, perdón, no pensé que estuvieras hablando en serio- dijo mientras rascaba, con su dedo índice, debajo de su nariz -de todas formas, ¿hiciste el ensayo?-

-Ahh- suspiré, este tipo no entendía nada de lo que le decía -sí, lo hice-

-¿De verdad? ¿Me lo prestas? No hice el mío-

-Por supuesto que no voy a prestártelo-

-¿Qué? ¿Por qué no?- dijo haciendo un puchero.

-Porque si te lo presto lo copiaras-

-¡¿Cómo lo sabes?!- hizo una expresión que hacia que realmente pareciera que estaba sorprendido.

Por lo que no se si actuaba muy bien, o solo era un idiota, posiblemente lo segundo.

Me estaba hartando, y no tenía ganas de batallar hoy.

-Escucha, te ayudare a escribirla-

-¿En serio? ¡Gracias!- Osomatsu estuvo a punto de abrazarme pero lo detuve.

-Pero a cambio, cuando acabemos tu ensayo, dejaremos de hablarnos, finge que no existo, y yo haré lo mismo, y por favor, deja de invadir mi espacio personal-

-Yo no invado tu espacio personal-

-Si lo haces, y mucho, por favor ya no lo hagas, me incomodas-

-Realmente quieres librarte de mí, ¿verdad? De acuerdo, estoy un poco acostumbrado a eso- dijo Osomatsu mientras miraba el suelo.

Eso me hizo voltear a mirarlo sorprendido, quizá estaba siendo muy grosero con él, pero no era algo tan personal, yo prefería no relacionarme con otras personas, las personas suelen ser una distracción, y no necesito eso en mi vida.

-Esta bien, tenemos un trato- dijo mirándome con una sonrisa.

Ayudé a Osomatsu a hacer su ensayo, estuvimos con eso antes de empezar la clase, y durante las primeras dos horas de clase, como dije, las personas solo son distracciones.

Se llego la hora del almuerzo, así que, como me es costumbre, me dirigí a la azotea.

Me gustaba comer solo en ese lugar, sin ruido, y sin nadie, tan tranquilo.

-¿Comes aquí solo?-

Mi tranquilidad se acabó muy rápido.

-¿Qué haces aquí, Osomatsu?-

-Te seguí- dijo con una sonrisa mientras se sentaba frente a mí.

-Creí que teníamos un trato- dije realmente irritado.

-Si, pero he visto que realmente no tienes ni un solo amigo, incluso viniste aquí a comer solo, me pareció triste así que vine a acompañarte-

-Me gusta estar solo, en serio, de verdad, por favor vete- estoy seguro de que él podía darse cuenta de lo harto que me tenía.

-Ja, ja, ja, te ves realmente molesto, Choromatsu, ¿siempre eres así?-

-¿Así como?-

-Solitario, estudioso, cumplido, un intento de hijo perfecto-

-¿Algún problema con eso?-

-¿Lo aceptas?- pregunto mientras se reía -que lastima, seguro has tenido una vida muy aburrida-

-No es aburrida, es tranquila, y tendrá su recompensa-

-¿Y si animo un poco tu vida?-

-No quiero, ya vete de aquí-

-Que cruel, ja, ja, ja, por lo menos déjame comer aquí-

-De acuerdo, pero deja de hablarme, hicimos un trato-

-Está bien, señor aburrido-

-Y quiero que te quede claro algo, no somos amigos, y nunca lo seremos... solo déjame en paz por favor-

Osomatsu dio un gran suspiro.

-Sabes que, se me quitaron las ganas de comer aquí- Osomatsu tomo su almuerzo y se levanto -iré a comer al aula, aunque seguro no te importa- dicho eso se fue.

Supongo que se molestó, era mejor así, por un momento llegue a pensar que jamás podría librarme de él.

Pude comer mi almuerzo con tranquilidad gracias a eso.

Y Osomatsu me ignoro durante las demás clases.

Sonó el timbre de salida y se levantó de su lugar sin decir nada, tomo sus cosas y se fue, pero antes de eso se despidió lascivamente de unas de nuestras compañeras que se sentaban por los asientos de en medio, ellas solo hicieron algunos gestos de desprecio.

Definitivamente me había librado de un chico problemático.

Me dispuse a irme a casa, pero cuando pasaba por una de las esquinas de la escuela, pude ver a unos matones amenazando a un chico.

Y me pude dar cuenta, de que ese chico era Osomatsu.

Así que me escondí para observar.

-¡Danos tu dinero, mocoso!-

-¡Ya les dije que no tengo, y aun si tuviera no se los daría!-

-¡¿Ah sí?! ¡Te arrepentirás de haber dicho eso!-

Uno de los matones estaba a punto de golpearlo, yo no sabia que hacer, las demás personas que pasaban solo ignoraban la escena.

El chico que iba a golpearlo estaba gigante, yo no podría hacer nada contra eso.

De todas formas, eso no tenía nada que ver conmigo, y aunque fuera no había nada que pudiera hacer, solo sería golpeado también.

Sí, solo debía irme, además yo ya no quería relacionarme con Osomatsu, apenas me había librado de él, y seguro él se lo había buscado.

Dije todo eso en mi cabeza intentando convencerme de no hacer nada, sin embargo, ¿Por qué estaba corriendo directo hacia los matones?

Sin haberme dado cuenta, yo ya estaba frente al bravucón, con los brazos extendidos, con Osomatsu detrás de mí, preparado para recibir el golpe por él.

Amarte está prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora