Capítulo 12. Lo que añoro

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Los días pasaron normales en la escuela, aunque varias veces tenía que quitar las manos de Osomatsu de mis piernas cuando estábamos en clase.

Aunque eso ya se había vuelto lo normal, admito que extrañaba abrazarlo y... los besos, pero poco a poco me iba acostumbrando a mantener la distancia.

Osomatsu volvió a acompañarme de camino a casa, pero no todo el camino, una cuadra antes se iba hacia su casa, porque no quería toparse con mi padre, es decir, nuestro padre, por casualidad.

Además, comenzó a llevarse mejor con Todomatsu... o algo así, Todomatsu a veces lo ignoraba, pero al igual que a mí, así que por lo menos ya lo trataba como a un hermano.

Se podría decir que todo marchaba bien.

Estábamos terminando la clase de hoy, ya me quería ir a casa a descansar.

-Choromatsu Matsuno, ¿puedo hablar contigo un momento?- dijo el maestro.

Asentí con la cabeza y me acerqué para saber de qué quería hablarme.

-Los gemelos Matsuzo siguen sin venir a clases, pensé que como eres el presidente de la clase, y el compañero de asiento de Ichimatsu, estarías de acuerdo en ir a su casa y llevarle a él y a Jyushimatsu la tarea acumulada, y además pedirle que vuelva a clases pronto-

Odiaba meterme en los asuntos de otros, y realmente no tenía ganas de ir a casa de nadie más que la mía, pero como buen alumno obediente que soy, negarme no era una opción.

-De acuerdo- conteste.

- Gracias, aquí tienes la dirección, por cierto, ¿los Matsuzo y tu no son primos o familiares lejanos?-

-No que yo sepa- dios espero que no, ya no quiero más familiares perdidos.

-Ah, es que se parecen, bueno, supongo que solo es casualidad-

Fui a mi banco por mis cosas para dirigirme a la casa de los Matsuzo.

Osomatsu estaba parado al lado de nuestro escritorio esperándome.

-¿Qué te dijo?- me pregunto.

-Tengo que ir a casa de un compañero del salón a llevarle la tarea, así que hoy puedes irte sin mí a tu casa-

-Te acompañaré-

-No tienes que hacerlo-

-Pero quiero hacerlo, además, como tu hermano mayor debo cuidarte-

-De acuerdo, le enviare un mensaje a Todomatsu para que se vaya solo a casa-

El hecho de que Osomatsu y yo éramos hermanos era algo que ya se estaba divulgando en el salón, más que nada porque no lo estábamos ocultando, a diferencia de cuando salíamos.

Durante el camino a casa de Ichimatsu, Osomatsu estuvo particularmente molesto, supongo que, porque estábamos solo nosotros, teníamos tiempo sin estar completamente a solas.

Intentaba tomarme de la mano a cada rato y yo tenía que estarlo esquivando y gritándole.

Así me di cuenta de que también extrañaba coquetear con él, hacerme el difícil para al final seguirle el juego.

Me pregunto si algún día podré verlo solo como a un hermano.

Llegamos a la casa de los Matsuzo.

Cuando toque el timbre el Matsuzo menor me abrió la puerta, traía un suéter amarillo que le quedaba grande.

Yo era de las pocas personas que sabía cuál de los gemelos era el menor y cual el mayor.

-Hola Jyushimatsu-

Amarte está prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora