17 notas (Emiliaco)

Quinta y sexta nota.

Lunes 21 de Enero

Joaquín caminaba tranquilamente hacia su primera clase del día, historia, cuando escuchó un grito a un lado suyo que lo hizo brincar de la sorpresa.

—¡Joaquín!, ¡volví!— El grito provenía de Nikolás, su mejor -y único- amigo.

—Hola, Niko, creo que olvidas que puedo escuchar y no tienes que gritar— regañó Joaquín a su mejor amigo.

—Perdón, me emocioné, apurate que quiero conseguir un buen lugar en el salón— dijo Nikolás mientras arrastraba al menor, Joaquín estaba un año adelantado al resto de los chicos de su edad.

Entraron al salón casi vacío y Nikolás comenzó a contarle sobre la semana que pasó en casa de su abuela.

—Entonces... ¿algo interesante por aquí?— preguntó el mayor al terminar de hablar.

—Sí, la semana pasada pasaron unas cosas algo raras...— Joaquín le contó a su mejor amigo sobre las notas hasta que el profesor de Historia llegó.

La clase comenzó y Joaquín tomaba notas junto con Nikolás, la mayoría de las materias se le daban muy bien, pero historia era demasiada información como para recordarla, así que tenía que poner un poco de esfuerzo para mantener el promedio superior y que no lo rebajaran un año.

—Deberías darle una oportunidad, no te ha gustado nadie desde que te regresaste de Guadalajara— Joaquín sabía que Nikolás tenía razón, pero él aún no podía olvidar al niño que estuvo con él durante los dos años que vivió ahí.

Joaquín había ido a vivir a Guadalajara durante dos años cuando él recién estaba entrando a secundaria. Entró siendo un año menor a todos los que estaban ahí, nadie le hablaba porque "era demasiado infantil", hasta que un chico de linda sonrisa y alocados rizos le habló. Pasaron tanto tiempo juntos que se volvieron mejores amigos y tiempo después surgió un sentimiento mucho más fuerte, Joaquín se dio cuenta de ello en segundo de secundaria y a pocos meses de volver a la CDMX.

«—Me gustas, muchísimo— Joaco tomó aire antes de seguir hablando. —Tenía mucho miedo de decirlo, pero no puedo irme sin dejarte claro que fuiste el primero en mover mi mundo— bajó la mirada y tomó su maleta para irse.

—También me gustas— respondió el rizado, las lágrimas bajaban de sus ojos empapando sus mejillas, pero su hermosa sonrisa estaba presente. —Te prometo que volverás a saber de mí, Joaquín Bondoni, te conquistaré de nuevo si es necesario— se acercó al menor y lo abrazó, con miles de sentimientos en su interior y una sonrisa esperanzada, él volvería a encontrar a su pequeño, claro que lo haría.

—¿Lo prometes?— susurró Joaquín con voz rota.

—Claro que lo prometo— respondió el mayor, también en un susurro, Joaquín se permitió soltar la maleta y devolverle el abrazo al dueño de su corazón.»

Ya habían pasado casi tres años desde su despedida, aún lo quería, no podría olvidarse tan fácilmente de la persona que le cambió la vida.

—No lo creo, Niko, quiero concentrarme en la escuela— fue lo único que dijo Joaquín antes de que ambos siguieran tomando apuntes.

Unos minutos después sonó la campana de cambio de clase. Todos salieron hacía su próxima clase.

Joaquín se acercó a su casillero por sus lápices de colores, su próxima clase era dibujo, encontró dos notas y las tomó antes de ir al salón correspondiente.

Cuando llegó, la maestra aún no aparecía, así que decidió leer las notas.

"Inefable es la palabra más cercana para describir lo que eres, es que nada puede expresar todo lo que eres, Joaquín.

5/17"

Una pequeña sonrisa se escapó de los labios del castaño y rápidamente abrió la otra.

"Osadamente te pido que no tires mis notas, espero que no tiraras las anteriores, son importantes.

Ten un buen día, bonito.

6/17"

Joaquín guardó con cuidado las notas de ese extraño chico, puede apostar a que se pasó horas buscando palabras que nunca diría en persona, el chico es inteligente, no sería fácil descubrirlo.

Y vaya que Joaquín tuvo un buen día, la pequeña sonrisa que se formó con esas notas no lo abandonó en todo el día.

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Tarde, pero seguro:D
¡Espero que les guste mucho!

-Cam