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JiMin estaba algo agotado, había dado varias vueltas por todo el lugar buscando peluches, chocolates y un sin fin de cosas más para el asombroso regalo que tenía para su novio.

Era el cumpleaños de Jeon y quería comprarle todo lo que pudiera, debía consentirlo.

Globos creando el número veinte, un oso de peluche enorme, varias cajas de chocolates. Playeras de pareja e inclusive pequeñas pulseras de oro que había mandado hacer para ambos con anticipación.

Pero lo más importante, el anillo.

Se preguntarán, ¿qué anillo? Bueno, JiMin pediría la mano de JungKook. Quería tener ya a Jeon asegurado en su futuro.

Había hablado con la madre de su novio, platicando sobre ese tema y ella le había dicho que hasta que JungKook cumpliera por lo menos veinte años y, bueno, ese día era hoy.

El anillo era precioso, quizás el más hermoso del mundo pues era para su futuro esposo. La idea le revolvía el estómago y le ponía algo nervioso, ¿Qué tal si JungKook no aceptaba? Aquello le ponía mal.

Sacudió su cabeza para borrar aquellos pensamientos; JungKook le amaba lo suficiente como para aceptar.

Caminó hasta su auto y una vez estuvo ahí guardó todas las cosas que llevaba. Dio un suspiro de alivio y subió al auto para ir hasta su casa, debía darse un baño y vestirse guapo para ese día.

Revisó su celular; sí, ya se lo habían entregado pues había cumplido con uno de los proyectos más importantes. Notó el mensaje que tenía de TaeHyung y varios de su novio, entró a los de Kim.

Tae:
¿Ya tienes todo listo? Me debes una, amigo. Ya tengo todo el lugar preparado y YoonGi se molestó conmigo por no hacer nada de éstas cosas para él.


Sí, lo siento y, gracias, por cierto. 

Es gracioso, si él supiera lo que le tienes preparado.

Tae:
Bueno, si él lo supiera, pero no lo sabe, y ahora debo soportar con el niño enojado. Ya sabes, todo listo; te espero a las 7:00 p.m, no más, que debo ir a contentar a Yoon.

Sí, ya. Nos vemos ahí. 

Y gracias, bro.

Después de aquello entró a la conversación de su novio, encontrándose con miles de reclamos que solo le hicieron reír.

Eran casi las cinco y media de la tarde y el aún seguía sin arreglarse. Se puso de pie y rápidamente fue hasta la ducha, dándose un baño algo largo.

Cuando salió, decidió que ropa colocarse; unos jeans oscuros y una camisa blanca con unos zapatos negros. Peinó su cabello y se colocó su perfume, sonrió a su reflejo en el espejo y se alejó de ahí.

Eran las seis y veinte, salió a lavarse los dientes para después bajar hasta su auto y conducir hasta donde TaeHyung se encontraba, debía dejar las cosas antes de ir por su novio.

Llegó ahí, recibió miles de maldiciones que solo ignoró y dejó las cosas ahí.

"—Llévale ésto a YoonGi, quizás con ese detalle deja de estar molesto. Me agradeces después que ahora debo irme", le entregó una pequeña caja en la que había una pulsera con sus nombres grabados.

JiMin, a pesar de todo, también era un buen amigo y TaeHyung no podía negarlo.

[...]

Se encontraba ya frente a la puerta, quería tocar, pero su nerviosa mente no se lo dejaba. Carraspeó y tocó lo puerta suavemente, logrando escuchar un "¡Ya voy!" desde dentro.

Sus manos empezaron a sudar y su garganta a secarse. La madre del menor salió y le saludó, dándole una sonrisa que llegaba a transmitirle calma.

"—Todo va a salir bien, cariño. Él te ama", le susurró la señora, haciéndole sonreír con algo de confianza.

Sin llegar a responder algo, un muy enojado JungKook apareció tras de su madre. Le observaba con el ceño fruncido y apunto de reclamarle.

"—Si me sigues mirando de esa manera me voy a desgastar. ¿Nos vamos?", mencionó JiMin entre pequeñas risas.

JungKook bufó y se despidió de su madre para después subir al auto de su novio. La señora alzó sus pulgares para JiMin y éste sólo rió con nerviosismo; esperaba que todo saliera bien.

"—¿Por qué hasta ahora? Deseaba pasar mi cumpleaños número veinte al lado de mi novio", reclamó con algo de molestia en su voz.

"—Porque tu novio tenía que arreglar unos asuntos, ahora puedes pasar todo lo que resta de la noche, así que deja de estar molesto y comienza a disfrutar", respondió, comenzando a manejar hasta su destino.

El silencio invadió el lugar, ambos callados y sin mencionar ni una sola palabra sacaba aún más los nervios del contrario.

"—Llegamos", anunció el mayor, bajando del auto.

"—¿Qué hacemos aquí?", cuestionó una vez que lo tuvo en frente. El chico le había abierto la puerta y extendido la mano para salir del auto.

"—No preguntes, Gguk. Sólo disfruta", el mayor le sonrió tan dulcemente que sus labios formaron una sonrisa también. No entendía cómo era que aquel chico lograba cambiarle el humor tan rápido.

Caminaron un poco hasta llegar a un árbol que ya conocía bastante. Amaba pasar las tardes en aquel lugar tan lleno de recuerdos y más al lado de su hermoso novio, pero, ¿qué hacían ahí?

oh, daddy! ❀ jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora