PARTE CINCO

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Juntaban sus labios el mayor tiempo posible para demostrar lo mucho que se habían extrañado y lo mucho que deseaban estar el uno con el otro.

Ahora era la princesa quien iba aumentando la pasión y el calor en su contacto, deseando volver a unir sus cuerpos en un vaivén erótico que enloquecida su mente de sobremanera.
Sus labios rosados fueron bajando por la barbilla del hombre, siguiendo con su cuello y terminando con un delicado beso sobre una cicatriz que sobresalía por el hombro derecho.

Dejó la mariquita sobre una mesita de madera que estaba cerca de ellos, y luego regresó para abrazar el torso del hombre y acariciarlo con amor y cariño. — Ahora yo estoy contigo, y no dejaré que nada te haga daño otra vez, Chatón.

Chat, o Adrien, la apego más a su pecho y le dio un beso en la coronilla.
Acuno su rostro y susurró sobre sus labios. — ¿Eso significa que escapara conmigo, princesa? ¿Navegaria conmigo sin rumbo alguno?

— Nada me haría más feliz, mi Capitán. — Le sonrió.— Pero por ahora solo deseo que me hagas tuya otra vez.

Él se aventuró a besarle y usar su lengua para acariciar su labio inferior, pidiendo permiso para introducirla dentro de su boca y juguetear dentro de ella.
Le daba pequeños pero suaves mordiscos que la hacían suspirar de vez en cuando.

Marinette, se separó ligeramente para continuar con lo que había comenzado y siguió su reguero de besos por el pecho del muchacho, acariciandolo con sus manos y lengua y escuchando como respuesta sus jadeos.
Se acomodo mejor para que su entrada quedara justo encima del erecto miembro y con su mano ayudó para que se introdujera dentro de ella sin complicaciones.

— Ahh... Adrien... —gimoteo su nombre al sentirlo por completo dentro.

El capitán apreso los redondos pecho en cada una de sus manos y usó sus pulgares para estimular los endurecidos pezones. La sintió moverse de un lado a otro, así que tuvo que dirigir sus manos a sus estrechas caderas para marcar un ritmo sensual.

— Tú eres el único tesoro que me importa, Marinette. — Susurró en su oído para después lamerlo, provocando que más gemidos saliesen de sus labios.— Y quien va a volverme loco.

La tomó de sus nalgas para ayudarle a subir y bajar sobre él. Cuando por fin marcaron el ritmo perfecto para ambos, el joven se atrevió a tomar uno de sus botones rosados entre sus labios.

Los gemidos de la princesa comenzaban a ser más audibles con cada embestida y para no ser descubiertos por los morbosos de la tripulación, el capitán procedió a silenciar aquellos excitantes sonidos con besos intensos y pasionales.

Marinette al sentir que estaba al borde del clímax, se movió con más impetu y se abrazó aún más a su amado, apresando y despeinando sus cabellos rubios y sucios entre sus dedos.

— Adr-ien... Creo que voy a... Ahh... — susurró ocultando su rostro entre el hueco de su cuello, sin detenerse y pidiendo un poco de ayuda al rubio, pues de por sí estaba débil, ya se estaba cansando de moverse por si misma.

Él la ayudó moviendo sus caderas y subiendo su pelvis para llegar más profundo. — Ya preciosa... Ya casi...

Y así, juntos alcanzaron un maravilloso orgasmo que los dejó completamente satisfechos.

— Adrien. — le habló en un tono bajo y recuperando su respiración.

— ¿Si, mi princesa? — respondió en las mismas condiciones, abrazándola con cariño.

— ¿Cómo fue posible que sólo ustedes tres hayan robado un barco lleno de guardias españoles?— preguntó, sacándole una carcajada a su amantes.

Trésor Divin  [AU MLB +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora