Capítulo 12

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Maratón: 1-3


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La noche de ese mismo día no demoró en caer, Thiago pidió a Christopher que lo llevará a su habitación y esperará a que se durmiera, mientras que Erick estaba en su habitación, un tanto nervioso.

Fue entonces que sus nervios aumentaron más al oír la puerta de la habitación de Thiago ser cerrada, no dudaría en que Christopher fuera a hablar con él por lo que su hijo le había comentado.

—Vamos a hablar quieras o no. —Dijo una vez que entró a la habitación, cerrando la puerta, haciendo uso de su voz, atemorizando al Omega –quien de inmediato cambio su olor-.

—¿D-De qué?—Pregunto temeroso.

—¿Qué mierda fuiste a contarle a tu madre? Por lo menos te hubieras fijado que Thiago no escuchará.

Para este punto, el Omega estaba en su estado de sumisión.

—Me pidió que le contará que es lo que pasaba con nosotros, no creí que Thiago estaría escuchando.

—Mira Erick. —Señalo enojado. —Sí mi hijo sigue escuchando tus estúpidas pláticas, me vas a conocer enojado.

—No... Volverá a p-pasar. —Artículo cabizbajo, con los ojos llenos de lágrimas.

Sin pedir un perdón al darse cuenta de lo mal que había hecho sentir a su Omega, el Alfa salió de la habitación enojado, yendo a quien sabe donde.

El Omega estaba temblando, sudaba del miedo, su corazón se había acelerado más de lo normal...

Se levantó de la cama y fue cambiando lento hasta el baño, abrió el grifo del lavamanos y se echó un poco de agua fría en la cara, para después, ver su reflejo en aquel espejo.

—Tranquilo Erick, a cualquiera le da un ataque de enojo.

Seco su cara con una toalla, salió de ahí y regreso a su habitación, aún temblaba pero ya era menos que al principio.

Se sentó en el lado donde, anteriormente, dormía Christopher, tomó aquel portarretratos en donde una foto de él con Thiago en brazos estaba ahí.

Sonrió nostálgico al recordar como fue que Christopher había tomado esa foto, lo rojo que se había puesto y sobre todo... Lo felices que eran.

Seguía sin poder entender en que había fallado para que Christopher buscará a otra persona, pero se negaba a escuchar los motivos de Christopher.

Tocó su cuello, justo donde se encontraban marcados los colmillos de Christopher, donde estaba la marca que justificaba que ese Omega ya tenía Alfa.

Dejó la foto de donde la había tomado al escuchar que su teléfono sonó, un nuevo mensaje había llegado.

Se  estiró hasta el otro extremo de la cama, lo tomó entre sus manos y recuperó su posición. Desbloqueo aquel aparato electrónico al ver que el número era desconocido.

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Tú Alfa folla
jodidamente bien.

Erick.
Claro que sí, fui yo
quien le enseñó todos
esos movimientos.

Sabía a quien le pertenecía ese mensaje, pero no le daría el gusto de rebajarse a su nivel y pelear como unos adolescentes.

Pero no negaba que se sentía de mil maneras, triste, enojado y un poco asqueado. Ignorando el sonido de su teléfono que avisaba que los mensajes seguían llegando, tomó de nuevo su celular y salió de la habitación caminando hasta donde, creía, se encontraba el Alfa.

Sin pedir permiso antes, entró a la habitación y efectivamente, ahí estaba el Alfa, con su vista en su celular que al momento de oír que alguien entraba, lo dejó.

—¿Necesitas algo?—Pregunto serio.

—Si te vas a seguir cogiendo a esa, asegurate de que no tome tu teléfono para que después ande presumiendo lo bueno que eres en la cama.

—¿De que mierda hablas Erick?—Se sentó en la cama.

—Que la golfa esa que te estas cogiendo me esta mandando mensajes... Así que dile que a mi no me joda o soy capas de lo peor Christopher.

Sin esperar respuesta, salió de la habitación regresando a la suya, cerrando la puerta de un fuerte golpe.

Su respiración era acelerada, su olor había aumentado como no recordaba le había sucedido, apretaba la mandíbula hasta el punto en que una parte de su cabeza comenzó a doler.

Su teléfono sonó una vez más, era ella de nuevo pero esta vez mandaba mensajes seguidos. Fue a su chat:

Mensajes para hacerlo enojar.

Fotografías de ella con Christopher en su habitación.

Salidas a restaurantes, cine, compras y demás.

Capturas de pantalla de sus conversaciones.

Y lo más doloroso, fotografías de ellos en una cama, sólo cubriéndose con una simple sábana... Sonrientes.

"тнιαgσ" |Chriserick|Omegaverse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora