Capítulo 16

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JungKook ha tomado el coche de Jin y recorre las frías calles nocturnas de Seúl. Si bien ya pronto va a amanecer, no puede regresar a su casa, al menos no sin las fresas que TaeHyung le ha pedido. El problema es que ¿En dónde puede conseguir fresas a esas altas horas de la madrugada? Maldice el día en que se las ha hecho probar. Antes era todo más sencillo, los antojos del castaño se limitaban a galletas de miel, eran sencillas se conseguir y podía comprar de a montones. Pero a medida que ha ido probando diferentes comidas, sus antojos se han vuelto más difíciles de complacer.

Mientras conduce, JungKook piensa por un instante en su vida, ¿en qué momento pasó de ser un cretino rompe corazones a un dominado? Antes recorría las calles de madrugada en busca de un buen polvo, ahora recorre las calles de madrugada en busca de fresas para que su novio esté contento. Las vueltas de la vida sí que son curiosas.

TaeHyung tiene un alto nivel de persuasión, no más hacer un puchero y ya tiene al pelinegro a sus pies, pero, ¿por qué centrarse en ello?, para JungKook no hay algo más lindo que ver los ojos iluminados de TaeHyung cuando es consentido y mimado. Con nadie más ha experimentado eso, de hecho ya nada puede llegar a ser igual. Así es cuando amas a alguien por primera vez, cuando nunca antes lo has tenido no te hace falta, no sabes en verdad lo que significa, pero una vez que lo experimentas y es correspondido, cambia tu vida por completo y ya no puedes volver a ser el de antes. Porque hacer el amor, es mil veces mejor que el sexo ocasional, hacer a alguien feliz en la vida, es mil veces mejor que hacerlo feliz solo en la cama, consentir a quien amas, es mucho mejor a ser un maldito egoísta.

JungKook está cansado, hace semanas que no duerme bien, sus ojeras parecen ya un tatuaje permanente bajo sus ojos, pero mientras conduce, mantiene una sonrisa, ya puede imaginar a su novio sonriendo feliz, ya casi puede sentir los besos que le dará, no ve la hora de estar junto a aquel cuerpo cálido dándole mimos.

Aparca el coche en el primer lugar que ve abierto. Sale de prisa e ingresa directo a la sección de congelados. Sabe que en un lugar así no deben tener frutas frescas.

Casi salta de la emoción al encontrar las fresas. Bien, están en una bandeja ya cortadas, no son frescas, pero para reducir un fuerte antojo, sirven.

Se dirige directo a la caja y paga, mientras espera el vuelto, ve unos chocolates y los compra también. Es que los antojos de chocolate, son aún más constantes que los de fresa.

Va de prisa hasta el coche y pone el pie en el acelerador, ya quiere regresar. Por suerte no se demora, y es que la carretera está completamente vacía, ya son aproximadamente las cinco de la mañana.

Al llegar, estaciona cuidadosamente el coche en la entrada del garaje, saca la bandeja con las fresas y el chocolate de la bolsa para no hacer ruido e ingresa a la casa en puntillas de pie. Abre la puerta de la habitación muy lentamente procurando que esta no haga ruido y la cierra tras de sí. Al girar se encuentra con TaeHyung, profundamente dormido, este mantiene una leve sonrisa en sus labios mientras duerme tranquilamente como un bebé. Está abrazando la almohada de JungKook, el aroma de su novio lo tranquiliza y le da una grata sensación de protección.

JungKook siente una calidez en su corazón que es indescriptible. Se sienta cuidadosamente en la cama, apoyado contra el respaldo.

TaeHyung, aún medio dormido, arroja la almohada y se aferra a la cintura del pelinegro, mantiene sus labios curvados, en señal de estar teniendo un bonito sueño.

JungKook le acaricia el cabello mientras desprende el film protector de la bandeja.

—  ¿Qué haré contigo? —se pregunta por lo bajo. Seguido de ello, se lleva una fresa a la boca. 

Kitten || KookV [CONCLUÍDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora