Suéter

1.3K 106 38
                                    


Aquel rubio se le había quedado mirando fijamente a cierto castaño, tenía un poco más de un año que lo conocía, de los cuales solo un par de meses llevaban siendo amigos. No era la primera vez que lo observaba de esa forma, la verdad es que le encantaba contemplar a Mateo, ese lindo cabello castaño, sus preciosos ojos, sus largas pestañas, los gruesos labios y esa pronunciada mandíbula lo traían loco. Y no solo era un bello rostro también era alto, con unos brazos de ensueño y un abdomen de infarto... bueno no es que ya lo hubiera visto realmente, pero se lo podía imaginar. Lo notaba por esas camisas que siempre usaba las cuales al hacer algún movimiento parecían querer romperse de lo apretadas que llegaban a estar.

Tal vez no tendría problema con aquellas camisas, pero lo que si le causaba un conflicto eran esos aburridos suéteres que siempre traía alrededor del cuello, ¿para qué rayos los traía? Nunca lo había visto usando uno.

—¿Ya terminaste de comerme con la mirada? — decía un incómodo Mateo

Diego solamente lo miro a los ojos y sonrió, pues había sido descubierto.

—Ay Mati, creo que necesitas un cambio de guardarropa, eres muy guapo y todo, pero con eso que traes puesto no sales mucho a relucir.

Mateo bajo su vista hacia su ropa. —¿Qué tiene de malo lo que uso?, a mí me gusta...

El más bajo soltó un suspiro. —La camisa, ok, pasa, pero esto— tomó las mangas de aquel suéter rojo y empezó a moverlas — ¿es necesario?, así pareces un abuelito

—¿Un abuelito? — pregunto Mateo algo indignado, a lo que Diego simplemente asintió.

—Y qué me dices de ti, ¿eh?, con esas calcetas de colores... — contraatacó Mateo.

—Bueno, por lo menos yo le doy un poco de alegría y color a mi guardarropa.

El más alto simplemente rodó los ojos. — ¿Y qué sugieres que haga entonces?

—Podrías dejar el suéter de lado, además no entiendo porque siempre lo cargas si nunca te lo pones...

—Claro que me lo pongo, en las mañanas tengo que salir muy temprano de casa, tanto que aún está demasiado fresco, recuerda que tengo que estar en la oficina de tu padre antes que él. No me ves con el porque me lo quito llegando a la oficina.

— Bueno podrías dejarlo en tu auto o simplemente cargarlo en tu mochila...

— Ya lo he hecho, pero en la mochila me quita espacio y en el auto no, puedo llegar a necesitarlo y no tenerlo a la mano, es mejor usarlo así —señala el suéter en su cuello. —Es más práctico de esta manera.

Diego ponía una cara aburrida por la explicación del otro chico. —Está bien— decía al momento que rodaba los ojos. —Ya no insistiré planguito.

Acababan de salir de clases, por ese día Mateo no tenía que regresar a las oficinas y Diego no tenía prisa por llegar a su casa, Carlota ya no vivía con ellos y quería darle a los Aristemo algo de tiempo a solas, a parte que le encantaba pasar tiempo con su superhéroe.

Decidieron ir a comer, debido a que el rubio era vegetariano y Mateo por su religión no comía ciertos tipos de carne escogieron un restaurante vegetariano. La comida fue amena, con charlas de temas al azar. Después de la comida optaron por ir al cine, entre una de sus charlas salió a flote el hecho de que Mateo tenía demasiado tiempo sin ir a ver alguna película, incluso desconocía cuales eran las que estaban en estreno.

Llegaron al cine, para su sorpresa estaba muy lleno, vieron la cartelera indecisos por cual ver.

—¿Alguna en especial que quieras ver? —preguntó Diego

Momentos MATIEGO 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora