Caminata, parte 01

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Cuando Diego escuchó a Mateo decirle que lo llevaría a algún lugar a despejar su mente se imaginó todo tipo de cosas, desde ir a un restaurante a comer, hasta llevarlo a algún lado a bailar, sabía que eso ultimo era muy poco probable, pero no perdía las esperanzas, sin embargo, nunca se le hubiera ocurrido que lo llevaría fuera de la ciudad, no tenía idea de adonde iban... solo podía ver árboles y más árboles.

—¿Me estas secuestrando Mateo?... Sabes que no es necesario— Decía quitando la vista del camino para mirar al chico. —Solo pon un anillo en mi dedo y te seguiré a donde sea...— movió su dedo anular izquierdo— eso sí que no sea de madera, no seas tan codo.

—No digas tonterías Diego— Respondía el chico sin quitar la vista del camino— ¿para que quisiera secuestrarte?

—¿Cómo voy a saberlo Mati? Eres tú el que me está raptando... tal vez es porque crees que mi padre se opondrá a lo nuestro ya que es tu jefe... pero tranquilo, yo hablaré con él, no tienes por qué tomar medidas tan drásticas.

El otro chico solo soltó un suspiro cansino, resignado por las ocurrencias del rubio.

—No me hagas arrepentirme Diego, aún puedo regresar y llevarte a tu casa.

—Ash plango mangano... no aguantas una pequeña bromi— Diego regresaba su vista al camino. —Solo quiero saber a dónde vamos.

—Dijiste que estabas aburrido... se me ocurrió que salir y hacer algo distinto te ayudaría.

—No estas respondiendo mi pregunta.

Después de un rato más conduciendo Mateo se orilló y apagó el auto. —Llegamos— Dijo saliendo del vehículo.

Diego lo imitó saliendo también, volteó en todas direcciones, pero no observó nada, solo árboles, terracería y una colina a lo lejos.

—¿Llegamos a dónde? Aquí no hay nada Mateo

—Claro que si— el más alto señalo aquella colina que el rubio había visto momentos atrás. —Iremos allá.

—¿Cómo para qué? —decía aburrido el chico

—Vamos a ir de caminata, por eso te dije que vinieras con ropa cómoda.

—¡Agh! Me hubieras dicho antes que veníamos a esto para rechazarte desde el principio... ya decía yo que el verte con ropa deportiva era demasiado raro.

Mateo notó el tono de fastidio del otro chico, pero simplemente lo ignoró.

—Fue por eso por lo que no te lo dije, algo de aire fresco no te caería mal... y algo de sol tampoco.

—Uyy... calmado chico caribeño ¿que tienes contra los blanquitos?

Mateo solo río ante el comentario, abrió la puerta trasera de su auto y saco su mochila, le puso seguro al auto y empezó a caminar.

—Vamos — le dijo a su compañero— ¿O piensas quedarte aquí?, no voy a abrirte el auto, me tendrías que esperar afuera hasta que regrese.

Diego rodó los ojos y resignado siguió al chico.

—Ma-Mateo... espera — aquello ultimo lo dijo casi sin aliento. —No puedo más...

—Resiste un poco Diego— Aunque lo controlaba mejor, también se notaba la respiración agitada en el castaño. — Ya... ya estamos a nada de llegar.

—Déjame des-decansar un momento, por favor...

Diego detuvo su andar, estaba agotado, no sabía cuánto tiempo llevaban caminando, pero para él era ya una eternidad. Mateo lo notó y se detuvo también, regresando hasta donde estaba el cansado chico.

Momentos MATIEGO 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora