De nuevo tu

27 4 1
                                    

Después de llevar a mi hija a la escuela, me voy a la cocina, comienzo a trabajar junto a la señora Mari, cocino con entusiasmo ya que tengo 10 mesas ocupadas desde temprano, una vez que termino de preparar la ultima orden me siento un momento junto a Mari, nos servimos café y comenzamos a platicar del día de las madres, me comenta que lloro cuando sus hijos le cantaron —¿tu como te la pasaste?.
—pues...
Suena el teléfono de la cocina, me pongo de pie y dejo mi taza de café en la mesa —cocina Lucero, a sus órdenes. Escucho un suspiro nervioso al otro lado del teléfono —Miguel...soy Bibian. Me quedo parado sin hacer ningún ruido, entonces comprendo para que me llama, va a querer quitarme a mi hija, va a separarme de ella de alguna forma, no lo voy a permitir, eso no va a pasar —¿Bibian? Después de tanto tiempo...¿para que llamas?. Pregunto molesto
—creo que sabes para que llamo... Quiero ver a mi hija, estoy en mi derecho.
—ella no sabe nada de ti, no estas en tu derecho...tu la abandonaste, el único que tiene derecho sobre ella soy yo. No puedo explicar el miedo que siento en este momento —no quiero otra cosa, solo conocerla.
—¿y que vas a decirle? ¿Que no la buscaste porque no estabas lista para ser una madre? ¿Que no la quisiste?.
—escuchame...fui a un psicólogo, me dijeron que tenia una depresión posparto y fui a curarme, paso el tiempo y termine mi carrera de abogada, la que deje a medias...quería ser alguien para ella y tener algo bueno que aportarle.
—se que la maltratabas...mereces el infierno, me prometí no dejar que nadie le vuelva a hacer daño y no lo voy a permitir.
—lo se y lo siento, pero solo quiero verla...por favor. Me quedo pensando. Puede que si no dejo que la vea ella me meta una demanda y como es abogada tengo las de perder, así que termino decidiendo lo que creo que es mejor —de acuerdo, mañana la verás en su escuela, te voy a esperar ahí junto a la puerta de su escuela. Le doy la dirección y quedamos de vernos a una hora en especifica.

No sabía cómo explicarle a mi hija que su mamá vendría sólo a verla, pero en cuanto le dije ella se puso muy feliz.

Mi hija salió de la escuela y corrió hacia mi a abrazarme, yo la abrace y la eleve dándole vueltas —hola mi princesa. Digo contento —hola papi ¿ya llegó?. Pregunta entusiasmada
—aun no, mientras vamos por un helado. Digo mientas la pongo en el piso y caminamos hacia el coche de los helados.

Mi hija supuestamente sabe que su mamá se fue a Estados Unidos para ganar dinero y pagar sus estudios, es una mentira pequeña, quizás Bibian se merezca el odio de Lucero pero no llenare su corazón de odio.
Mientras esperamos sentados en la banqueta nos comemos nuestro helado y Lucero me plática sobre como le fue hoy

—entonces me dieron una estrella dorada en la frente porque me sabía todas las tablas.

—felicidades mi niña, ¿vez? Te dije que era muy importante  aprendértelas.

Asiente con la cabeza contenta

—¿es ella papi?.

Dice mientras señala a una mujer que tiene puesto un vestido azul marino pegado, con cuello y que le llega un poco arriba de la derecha. Definitivamente es ella, trae el cabello largo y ondulado, viene maquillada, luce como una dama

—si mi amor, es ella. Lucero abre la boca impresionada, llega a donde estamos y nos sonríe
—hola Miguel. Dice contenta
—ella es Lucero ¿cierto?. Dice mientras se pone de rodillas para mirar de frente a mi hija
—¡mamá!. Dice contenta y la abraza con fuerza, notó que a Bibian se le salen las lágrimas y a mi hija también, me doy cuenta de la falta que le ha hecho a mi hija y siento un nudo en la garganta, por que mi hija necesitaba tanto de ella y a Bibian simplemente no le importó.

Fuimos a comer a burguer king, mi hija estaba en el área de juegos y yo no podía quitarle los ojos de encima s Lucero
—¿que sabe ella de mi?.
Miró con enfado a Bibian
—sabe que la abandonaste, que le pegabas y que jamás llamaste para preguntar por ella hasta ahora. Abre los ojos como platos, la deje sin palabras —obvio que no le dije eso...le dije que te fuiste a Estados Unidos para poder pagar su escuela y que por eso no la podías ver.
—¿y no preguntó el por qué no la llamaba?.
—le dije que no sabías hablar español y que estabas en una escuela para aprender hablar español y así poder llamarle.
Ella mira a Lucero y sonríe al ver como mi hija juega con los demás —gracias por cuidarla, es una niña amable, tierna y bonita gracias a ti.
—¿me agradeces por cumplir mi deber como padre?. Preguntó molesto —no quiero discutir. Dice con calma, le doy un trago a mi refresco y miró a mi hija, como corre de un lado para otro y finge ser una súper heroína
—no sólo es eso, es muy inteligente.
—¿en serio?.
—si, se sabe las tablas y apenas tiene 5 años. Me mira con impresión —es la mejor de su clase...aprendió los colores en inglés a los 3 años. Le cuento alegre, ya que ¿a quien no le gusta presumir los talentos de sus hijos? Exacto, a nadie le gusta y me incluyo en ese tipo de padres —vaya, la pones a estudiar a mucho. Dice sonriendo, la miró fijamente con el ceño fruncido —¿porque viniste Bibian?. Se queda callada un momento —me convertí en una mujer exitosa y con paz en mi mente para poder estar con ella...
—no...no, ella es mi hija, no me la vas a quitar. Me pongo a la defensiva —no te la quiero quitar...quiero estar con ella nada más, vendré a verla todos los días y quiero convivir con ella los días que tu me dejes verla. La miró con desconfianza
—dejame pasar por ella a la escuela mañana y yo le llevaré al parque una hora, después te la llevó a tu casa. De corazón quiero decirle que no, pero es su madre y mi hija quiere estar con ella también, con una gran desconfianza asiento con la cabeza —una hora, nada más.
—si.

Por Ti Lucero #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora