II

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Harry se apareció directamente en el 117 A de Bleecker St. El particular tronido de la aparición provocó que los presentes se sobresaltaran, en especial el hombre con gafas de sol y apariencia de excéntrica celebridad, que se llevó la mano al pecho dramáticamente mientras retrocedía espantado.

—Por Dios, Harry, te he dicho ya muchas veces que no te aparezcas así de repente, por algo te di el anillo.

El Dr. Strange frunció el ceño, visiblemente molesto; Wong, a su lado, se limitó a rodar los ojos con exasperación, cansado de la misma interminable discusión de siempre.

El muchacho se encogió de hombros.

—Es mucho más fácil y menos llamativo que usar los portales.

—¿Cómo puedes preferir... Eso a usar los portales? No tiene sentido. Ademas, ¿no deberías estar camino a una excursión escolar o algo así?

Stephen Strange aún recordaba con desagrado la aparición que en su curiosidad había aceptado realizar, fue por mucho la peor cosa que hubiera experimentado, sin embargo, Harry lo hacía tan a menudo y con tanta facilidad que no parecía que lo afectara en realidad, cosa que realmente escapaba de su comprensión.

—¿Con una invasión alienigena en progreso? Olvídalo.

Todos voltearon a verlo con preocupación. Bruce Banner más que nadie, tenía una una extraña mueca impresa en el rostro, una que Harry estaba casi seguro que era por el terror.

—¿Invasión? No, no, no. Si Thanos ha logrado llegar a la Tierra tan rápido, estamos perdidos.

El hombre de las gafas le echo una rápida mirada al científico antes de centrarse en Harry.

—Espera un momento, Banner —le dijo. —Niño, ¿tú quién eres?

Harry resoplo, ofendido. Con cierta irritación dirigió su atención al hombre que le había hablado.

—Soy Harry, no un niño. Por cierto, debería preguntarte lo mismo porque si no mal recuerdo el que vive  aquí soy yo, no tú.

—Soy Tony Stark, genio, multimillonario, filantropo... ¿no? —al ver que el muchacho no reaccionaba a su nombre vaciló. —Ya no los educan como antes —se quejó. —A lo que me refiero es... ¿qué se supone que haces aquí? Esto no es un juego para niños.

El muchacho británico rodó los ojos con exasperación.

—Vengo a ayudar —contestó.

—Sinceramente dudo mucho que puedas hacer algo para ayudar. ¿Dijiste que vives con Houdini? Eso no es suficiente, por muchos trucos que te hayan enseñado, la verdadera pelea es mucho más aterradora de lo que puedas imaginar.

—Bueno, entonces es una alegría que tenga algunos trucos diferentes bajo la manga —declaró, jugueteando con la Varita de Saúco entre sus dedos.

Stark abrió sus ojos, sorprendido.

—¿Eso es... una varita mágica? ¿Cómo la del hada madrina de Blancanieves?

—En realidad, esa es Cenicienta —terció Banner.

—Es lo mismo, no importa. ¿Haces lo del Bibidi Babidi Bu y todo eso? —preguntó. —¿Vas a convertir su nave en una carroza de calabaza? Porque me encantaría ver eso.

Harry entrecerró los ojos con indignación, la punta de la varita se encendió con un amenazante resplandor.

—O... podría convertirte en rana, a ver si te encanta eso.

We are in the Endgame now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora