I

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Harry desvió la mirada con rapidez, ajustando sus lentes sobre el puente de la nariz. No lejos de él, Ned le dedicó una mirada de sospecha antes de continuar su platica con el castaño frente a él. El chico inglés se estremeció ligeramente y decidió dedicar su atención a otra cosa.

«Como si pudiera», pensó.

El problema era el siguiente: no podía. Y no es que no lo hubiera intentado —Merlín sabía cuánto había tratado—, el resultado era el mismo cada vez, su mirada siempre terminaba posada sobre él.

Peter Parker.

—¿Harry Potter? —oyó que llamaban.

—Aquí —contestó, alzando la mano.

El profesor asintió ligeramente en su dirección y siguió con el pase de lista.

El muchacho sacudió la cabeza intentando deshacerse de sus pensamientos. No necesitaba a Peter Parker en su vida, no de esa manera. Y no porque fuera un chico, Harry ya había lidiado debidamente con la crisis respecto a su orientación sexual durante su adolescencia temprana. Odiaba admitirlo, pero le había costado al menos un año y medio en aceptar que tenía un no muy leve enamoramiento por Draco Malfoy. Tampoco está de más decir que eso no había terminado bien.

— Hey, chico gafas, ¿todo bien?

Harry forzó una leve sonrisa hacia la chica frente a él.

—Todo en orden. —contestó.

MJ entrecerró los ojos, claramente sin creerle. El chico rodó los ojos sin molestarse siquiera, esa chica miraba a todos de la misma manera, con sus penetrantes ojos brillando con cierta diversión, casi con burla, como si supiera algo que los demás no.

—¿Seguro? —preguntó.

Suspiró.

—Seguro.

—Entonces vamos —le dijo empujándolo hacia el autobús escolar. —El Museo de Arte Moderno nos espera.

Harry rió, agradecido. Desde que había llegado a Midtown, MJ se había convertido en su única amiga, si es que podía llamarse amistad a esa extraña relación que llevaban ambos. Por supuesto que el primer día todos se acercaron, animados y emocionados de tener a alguien "extranjero" en su clase, pero Harry se había mostrado algo reticente a convivir con ellos. No le desagradaban, pero hacían muchas preguntas, y el muchacho no tenía idea de cómo tratar con ellos sin revelar demasiado de sí mismo. Con el tiempo, todos se dieron finalmente por vencidos al ver la poca cooperación del muchacho. Después de eso solo quedó MJ. No hablaban mucho, MJ siempre permanecía lo suficientemente apartada de todos, pero algunos días llegaba y se sentaba a su lado, le hacía la platica, soltaba algunos comentarios sarcásticos, y le ayudaba en todas las dudas que tuviera respecto a las clases.

Ella era su único vínculo con el resto de la la escuela, y más específicamente, con el joven castaño que había robado su atención desde el principio. Y Harry estaba agradecido por ello.

Eligieron los asientos delanteros, decididos a mantenerse alejados del caos que seguramente harían sus compañeros en la parte trasera.

—¿Emocionado?

—¿Por?

—La excursión —contestó la chica como si fuera algo obvio.

Oh, sí. La excursión al Museo de Arte Moderno. Ciertamente estaba emocionado, pero no precisamente por el arte. El desorden en una excursión le daba la excusa perfecta para contemplar a Peter sin ser demasiado evidente, pero Harry no diría eso.

We are in the Endgame now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora