Capitulo uno

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-"Pasajeros con destino a New York favor de pasar al andén cinco, pasajeros con destino a New York favor de pasar al andén cinco"- repetía por última ocasión la señorita en el altavoz mientras Valentina Carbajal  caminaba a toda velocidad para alcanzar a tomar el vuelo, sacó con rapidez el boleto del bolsillo de su largo saco y lo entregó a la chica que se encontraba parada en la puerta, buscó su lugar y se dejó caer en el cómodo asiento tratando de calmar su respiración, posicionó su mirada en el reloj en su muñeca que marcaba las dos treinta de la tarde -increíble rompí mi récord de llegadas tarde en menos de un mes estoy frita- repitió para sí misma en voz alta, la mujer mayor a su lado la observó con preocupación en su rostro –lo siento- se disculpó –problemas familiares, ya sabe cómo es- soltó una incómoda carcajada y se dio la vuelta para evitar a la mujer que aun la miraba como si estuviera de mente, volar ya no le emocionaba tanto como antes y se preguntaba cuanto más podría aguantar de esa forma. En cuanto llegó a la ciudad corrió disimuladamente entre las personas para tomar un taxi, ya era muy tarde y para ese momento estaba más que segura que su madre a quien le tenía el mayor respeto del mundo la mataría por esa razón, no literalmente.

El conductor tardó más de veinte minutos en llegar hasta la casa de sus padres, podía agradecer que este no tardó más de cuarenta y cinco minutos como el chofer de la semana pasada o el de la anterior a esa, vaya que le habían tocado choferes muy lentos últimamente y el tráfico de la ciudad no ayudaba mucho, al detenerse enfrente del gran portón le pagó al conductor y camino hasta la entrada de la casa, utilizo sus llaves de repuesto y entró con sutileza intentando no ser descubierta hasta escuchar la voz tras ella que últimamente causaba sus pesadillas más oscuras -llegas tarde- es lo primero que retumba como eco en la casa, su madre se encontraba parada en la puerta de la sala de estar con su cara rígida y sus brazos cruzados
-yo también te amo- intentó aligerar la carga con una gran sonrisa como respuesta y caminó hasta ella para darle un fuerte abrazo –sabes que te amo pero que también estoy hablando muy enserio Valentina, los Jackson vendrán a cenar y ya te has dado el lujo rechazar a más de cuatro muchachos con un buen futuro- reclama con una voz autoritaria -Mamá apenas llego y ya me estás atosigando con tus delirios, además ¿más de cuatro? con todo respeto mamá pero no crees que estás exagerando solo un poco- la mujer frente a ella apretó levemente la quijada e inhaló repetidamente tratando de tomar la calma, otro cuerpo se hace presente cortando la incomodidad entre madre e hija -Papá!!- exclamó Valentina mientras corría a los brazos de su padre -mi dulce niña ¿tú madre sigue molestándote?- ella afirmó con un puchero, consintiéndose con su padre, el que ante sus ojos era el más cuerdo de la familia.

-No la consientas León o jamás dejará de comportarse como lo hace, y tu- voltea su rostro hacia su hija -ve y arréglate que los Jackson no pueden verte tan informal- los tres postraron sus ojos en Valentina quien llevaba unos jeans rotos, unos tenis algo gastados, una camiseta con la palabra dona de estampado y un saco largo para cubrirse del frío, sin contar la coleta que intentó hacerse con el tiempo sobre sus hombros, era cierto iba hecha un desastre, sin intentar reclamas caminó hasta su antigua habitación con calma, sabía cuándo debía callar y últimamente era lo único que sentía que se le daba bien, siempre trataba de entender cómo se sentía su mamá y como solo quería lo mejor para ella y sabía que se lo estaba poniendo demasiado difícil, quizá su forma de aplicarlo era la incorrecta pero así era ella, diferente a cualquier otra madre ya en sus 40s. En cuanto entró a su antiguo cuarto cerró la puerta tras de ella y se dejó caer sobre la cama aventando su maleta a un lado, tomó su celular y marcó su número sin pensarlo ni un segundo, no timbró ni dos veces cuando ya habían contestado -veo que llegaste sana y salva- fue lo primero que escuchó Valentina del otro lado de la línea -entera hasta que mi madre me destruyó- dio un golpe con su mano a la cama y suspiró dramáticamente como si pudiera verla -no seas exagerada Val- soltó una carcajada -no te rías que no es gracioso, lo que pasa es que como no estás obligada a hacer estas payasadas pues te parece divertido- alzó la voz algo molesta -tranquila niña, no te descargues conmigo, mejor hazlo con el pobre chico que tendrá que aguantarte durante la cena- volvió a reír y Valentina solo sentía como se estresaba más y más -sabes que, ¡estas insoportable! te voy a colgar ahora- y simplemente colgó la llamada, podía ser exagerada algunas veces pero es que esa chica solía volverla loca muy a menudo.

Outside of the moon (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora