« Hace 7 años atrás »
Noche tras noche y día tras día fui dándome cuenta de los abusos y malos tratos de mi padre hacía mi madre. Aun así, los tomé como algo normal hasta que un día, cuando tenía como siete años, en una de esas tantas borracheras y salidas nocturnas de mi padre; llegó a casa y en un arranque de irá golpeó a mi querida madre dejándola inconsciente en el piso. Esa noche fui testigo de un acto macabro que jamás debería haber visto a tan corta edad.
Han pasado los años y quisiera decir que la situación ha cambiado, pero no es así. He llegado al punto de desear su muerte con todas mis fuerzas y me he prometido a mis veinte años que, si tan solo le llega a tocar un solo cabello, lo mataré.
—¿Dónde está mi cerveza? — gritó mi padre.
—No hay cerveza —respondió mi madre.
Sabia que al escuchar esto, mi padre se enloquecería, así que desde mi cuarto asome la cabeza y me quede observándolo.
— ¡Maldición! — mi padre notó mi presencia y prefirió permanecer sentado en el sofá. —¿Qué dices mujer? ¿Dónde dejaste mi cerveza?
Desde que me hice mayor, mi padre ha evitado actuar como siempre, quizás me tenía miedo porque sabe que si le llegaba a hacer algo a mi madre, haría efectiva mi amenaza.
—No hay —responde mi madre.
—¡Carajo! — mi padre lanzó lejos un pequeño adorno, que estaba sobre la mesa de centro, era favorito de mi madre.
—Eres un monstruo —le recrimina ella.
Me levanto de la cama, el sol recién estaba en su punto más alto y estos dos ya estaban discutiendo. Caminé hacía la sala de estar pasando entre ellos dos. Ambos me observaron y permanecieron callados. Mientras mi madre recogia las pequeñas piezas de porcelana, aproveche y para dar una advertencia a mi padre, no necesitaba las palabras para que él entendiera lo furioso que estaba.
—No seas materialista mujer, te comprare otro —respondió.
Todo esto me tenía podrido ¿hasta cuándo iba a durar esto? Estaba cansado de vivir siempre lo mismo, no había un solo día en los cual no haya una pelea o una provocación.
Alguien llamó a la puerta y mi madre no dudo en correr para saber de quién se trataba, ¿quién podria ser a estas horas y un domingo? Apenas la puerta se abrió, tres hombres eufóricos y muy ebrios ingresaron ignorando por completo a mi madre.
Mi padre se les acercó y los cuatros empezaron a cantar abrazados y muy animados. Ahora entiendo porque quería la cerveza, hoy había partido y jugaba el equipo favorito de mi padre, los Besiktas JK.
—¡Muévete mujer! No te quedes ahí sin hacer nada, prepara algo para mis amigos—ordenó mi padre, ella bajó la cabeza y en silencio caminó hacía la cocina.
Su obediencia me molestaba hasta lo mas profundo de mi ser y me ponía triste a la vez ¿cómo es que eligió a un imbécil como él? No era alguien que valiera la pena.
—¿Por qué lo haces? —pregunté apenas entré a la cocina.
Me miró sorprendida para luego sonreír sutilme. Sin demorar mas se puso a preparar algunos aperitivos. Noté que sus manos estaban llenas de moretones, ese bastardo le seguia haciendo daño.
En tanto mi padre al otro lado de la sala, soltaba carcajadas a sus anchas junto a esa manga de borrachos que llamaba amigos, ¿cómo podía sonreír tan libremente? Me dieron ganas de ir hacia él y lanzarme sobre su rostro para destrozarlo, pero me contuve, por mi madre.
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Broken
Teen FictionUna exitosa empresaria del rubro de ventas de autos, se ve envuelta en un peligroso asalto que cambió su vida para siempre. Teresa celebraba su cumpleaños número 26 cuando uno de los ladrones la empujó accidentalmente mientras escapaban. Ella pudo v...