Razón tenía el comisario cuando dijo que era carne fresca, de casi el año que llevo a aquí en la cárcel, han tratado de asesinarme unas cincuenta veces, de las cuales diez me he salvado por los pelos y las otras diez casi me muero y las siguientes veces los otros casi mueren y así. Mi cuerpo se ha llenado de cicatrices y solo espero que a Rebeca no le de asco tocarme.
—Dean, tienes visita —dijeron desde el otro lado de la reja.
Con cautela me levanto de mi cama y guardo mi pequeño cuchillo entre el zapato y el calcetín, todos los demás me observan mientras camino hacía la salida, yo les devuelvo la mirada creyéndome todo un perro rabioso. De seguro deben estar planeando algo, quizás mi muerte o como robarme las mantas de la cama ahora que ya casi es invierno.
Mientras voy de camino en mi mente rogaba que mi madre viniera a veme ya que jamás lo ha hecho, quizás le da miedo o ese maldito no la ha dejado venir, de seguro debe tener sus razones. Los únicos que han venido han sido el comisario y Rebeca, no es que no este feliz de que ellos hayan venido, pero, ver a mi madre me daría la valentía de seguir luchando por mi vida.
La puerta se abre y ahí está él esperando, sentado en una de las bancas con su bolsa de crepes rellenos con manjar. Su cabello empieza a llenarse de tintes blancos, dando a entender que los años no pasan en vano.
—Hola hijo ¿cómo estas? —dijo a penas puse mi trasero sobre la banca de madera.
Me pasó la bolsa con los crepes de manjar, parece que están recién hechos y huelen deliciosos, los miro y me doy cuenta de que lucen algo caseros.
—¡Mmm, huele delicioso! ¿Quién los hizo?
—Los hizo Adelin —respondió entre risas nerviosas.
Alce una ceja y sonreí al ver que su rostro se torno más rojo de lo normal, parece estar muy incomodo.
—No te lo había mencionado —hace una pausa y traga saliva— es mi novia.
Eso definitivamente no lo vi venir ¿él comisario tiene novia? Eso es algo para celebrar con lo tosco y callado que es, realmente me alegro por él porque ya era hora de que sentara cabeza.
—¡Es una gran noticia!—estiro mis brazos y le doy un enorme abrazo, él un poco incomodo los acepta para luego soltar algunas carcajadas.
—¡Gracias muchacho!—de pronto su sonrisa se oscureció un poco, sus ojos se centraron en la enorme cicatriz cerca de mi cuello. —¿Estás bien?
El ambiente entre nosotros había cambiado, baje la mirada tratando de ocultar mis miedos y las enormes ganas de desear que esta pesadilla terminara de una vez, pero, había que ser realista después de todo, me queda mucho tiempo.
—Sí—respondí a secas. —¿Y mi madre cómo está? Aun sigue con...
—Sí
—Ya veo...
Un silencio mortal después de eso, es un tema delicado, entre cierro mis ojos debido al dolor punzante en mi pecho, no quiero que el comisario se de cuenta de que esto me esta afectando más de lo que él piensa. Me he acostumbrado a ocultar toda clase de sentimientos o cualquier cosa que demuestre debilidad aunque esto me ha traído serias consecuencias.
—Ella está bien, no te preocupes... solo aguanta, saldrás de aquí.
Eso me tranquiliza un poco aunque no del todo, siento nauseas y de solo pensar en ella me provoca un dolor indescriptible. Él se acercó mirando hacía todos lados y yo instintivamente hice lo mismo.
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Broken
Подростковая литератураUna exitosa empresaria del rubro de ventas de autos, se ve envuelta en un peligroso asalto que cambió su vida para siempre. Teresa celebraba su cumpleaños número 26 cuando uno de los ladrones la empujó accidentalmente mientras escapaban. Ella pudo v...