Capítulo 2 "cometí un error"

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Él me observa por el retrovisor y sé que esta enojado lo puedo ver en su rosto, pero, él no me entiende. Él no sabe por lo que pasé y por qué tuve que hacer esto, era necesario por mi madre porque si no lo hubiera hecho ese infeliz la hubiera matado, no tenía opción más que defenderme.

—¿Estas orgulloso?—pregunta de pronto.

¿Orgulloso? ¿Debería de estar orgulloso? Manche mis manos... ¡Claro que no! Solo que... me siento feliz por mi madre, ya no tendrá que seguir viviendo en ese infierno.

—Se que...

—¡Eres un idiota! Un tremendo idiota, hijo haz arruinado tú vida ¿crees que en la cárcel te van a felicitar? ¡No! serás carne fresca... ¡Maldita seas! —gritó golpeando con fuerza el volante

Lo sé, sé que lo que hice no estuvo nada de bien, pero, joder era mi madre y ese hijo de puta la estaba matando ¿qué más podía hacer? Cuando era pequeño y no podía defender a mi madre me jure a mi mismo que cuando tuviera la fuerza necesaria jamás dejaría que le volvieran a hacer daño. No me importaba terminar en la cárcel o muerto mientras mi madre ya no tenga que sufrir más por culpa de él.

—¡Usted comisario no sabe por todo lo que viví!—grite molesto desde el asiento trasero.

 De pronto frena en seco, mi espalda se golpea contra el asiento haciendo que se me salen algunos improperios, este  se voltea a verme de forma amenazante y pasado unos segundos se baja del auto y camina hacía mi puerta ¿qué demonios le esta pasando? la abre e ingresa sus manos y agarrándome con fuerza me obliga a salir, pero, me resisto.

—¡Sal!—me grita.

—¿Comisario? —pregunto un tanto preocupado, no se supone que deberíamos ir sin detenernos.

—¡Sal del auto ahora! —grita furioso —¿Crees qué eres el único que tuvo una vida de mierda? ¿Qué no viví lo mismo que tú? ¡Dime! ¿Cómo me conociste? ¡Responde!

Me pregunta mientras una y otra vez presiona mi cuerpo contra el auto, es brusco y me sorprende que tenga tal fuerza a su edad. Lo conocí cuando era a penas un niño, recuerdo que era muy joven y siempre me ayudaba cuando tenía problemas, quizás en ese tiempo tenía unos catorce años y yo unos ocho años. Una vez me ayudó cuando mi padre nos sacó de la casa, una de las tantas veces que lo hizo, luego se fue del barrio y hace como dos años supimos que era comisario.

—Aun así... —quise excusarme. 

—¿Crees que no lo sé? Pase hambre y mi padre me golpeaba a mi y a mis hermanas al igual que tú, una murió antes que yo y no te voy a decir de que... ¡maldición! Mi madre me dejo cuando tenía tu edad... esa vez  cuando tu padre los  tiró a la calle mi madre había muerto ¿Sabes de qué murió?

Las lagrimas caen de sus ojos y puedo sentir la herida que aun se mantiene abierta, baje la mirada porque me siento estúpido por decir todo lo que dije, sabía que su vida no había sido fácil aunque ignoraba que era peor o igual a la mía.

 Recuerdo que aquella vez él me sonrió, me extendió su mano y me dijo; "tranquilo todo estará bien, al menos estás con tu madre... debes ser fuerte por ella, ten esto es un pie de limón". Si hubiera sabido en aquel entonces el verdadero significado de esas palabras tal vez hubiera actuado diferente, le hubiera preguntado si estaba bien, realmente fui muy insensible ¿cómo no pude darme cuenta del contexto? todos iban de negro.

—Comisario lo siento yo...

—No me vengas a decir que yo no lo sé —dijo golpeando su pecho— mis pies se ensuciaron del mismo barro que los tuyos... la diferencia entre nosotros es que yo no me hundí más en ellos, en cambió tú...

Él comisario bajo la mirada y se secó las lagrimas, mientras yo me secaba las mías, definitivamente se había convertido en un gran hombre, ahora entiendo por qué mi madre me decía que era un ejemplo para todos. 

Un sentimiento amargo me invadió, había sido un estúpido ¿cómo pude hacer algo como eso? ¡Dios mío! solo espero que él entienda que... no tengo perdón, soy una basura. Miré mis manos, ya no estaban manchadas de sangre, pero, eso no negaba lo que había hecho, me las lleve al rostro y en silencio suplique por mi alma. 

—¿Podrías cuidar de mi madre?—suplique en voz baja.

¿Cómo pude pensar que lo que había hecho estaba bien? Me deje llevar por la rabia y el rencor de todos estos años y ¿qué gane con todo eso? Nada, ahora no estaré para mi madre ¿qué es lo que será de ella? Va a estar completamente sola.

—No te preocupes, mientras estés adentro yo cuidaré de ella—respondió con una leve sonrisa.

—Gracias—pude decir.

Al menos eso me deja un poco más tranquilo, mi madre debe estar sufriendo por mi culpa ¿cómo pude hacer algo como eso? Todo este tiempo pensando que era diferente a ese hombre, pero, resulta que no lo soy, por mi cuerpo corre su sangre maldita y como dice el dicho; la manzana no cae lejos del árbol.

De pronto siento un leve toque en mi hombro, levanto la cabeza y observo a mi alrededor, es mi abogado, el que te asigna el estado.

—El sujeto será condenado a cinco años de cárcel y no a la pena máxima impuesta ya que las pruebas presentadas dictan que el acusado actuó en legitima defensa y habiendo testigos que avalen dicho actuar se le otorgará los cinco años, más un año de libertad condicional.

Esa había sido mi sentencia final, aunque no me importa mucho solo quería ver a mi madre antes de que me llevaran a mi lugar definitivo. Por más que la busco entre las personas ella no está, tampoco está rebeca y la única cara conocida que veo es al comisario ¿le habrá pasado algo? Quizás todo esto es demasiado para ella, tal vez se enfermó y su corazón no soportó tanto dolor.

—¡Comisario! —grité cuando me obligaron a ponerme de pie—¡Comisario! ¿mi madre dónde está? ¡comisario!

—Camina—me ordenó el oficial, pero, me resisto.

—Mi madre... ¿Se encuentra bien?

—Camina mierda —me susurra en la oreja el oficial.

En eso llega el comisario y me acompaña hasta la sala donde me querían llevar.

—Compórtate Dean ¿quieres que el juez cambie de opinión?

—No me importa ¿dónde está mi madre? ¿Por qué no vino?

El comisario respira profundo, se que estoy siendo un dolor de cabeza, pero, necesito saber ¿qué le pasó a mi madre? bufo y me dedico una mirada fija, de inmediato pienso lo peor.

—Te lo dije hijo, lo que hiciste no sirvió de nada ¿quién crees que está cuidando a tu padre en este momento? 

Mi mundo se desborda al oír esto ¿Aun sigue con vida? hasta ahora había afrontado bien las cosas solo por ella, solo por saber que ella estaba lejos de él. Ahora ¿cómo podré seguir? ¿cómo podría estar tranquilo sabiendo esto?

—Dile que me venga a ver, al menos una vez ¡por favor! 

—Esta bien, yo le diré... quédate tranquilo, tú padre no le hará nada, te lo garantizo —dijo posando sus manos en mis hombros.

 —¿Algún consejo?—pregunté mirándolo a los ojos, de cierta forma me sentía ansioso.

—Sí, que no te maten... sobrevive.

Sonreí sin saber muy bien el motivo, no se trata de un juego de niños, no iba al jardín de niños por primera vez, esto es algo mucho peor. 

—Esa es mi especialidad —respondí y ambos sonreímos aunque nuestros ojos demostraban lo contrario.

Estoy asustado. 










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