Capítulo 21: Como por primera vez

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Cuando llegué al edificio en donde vivía Miguel le envié un mensaje diciéndole que me encontraba en su puerta. Tenía miedo de que volviera a rechazarme. Estaba muy nerviosa. Esperaba que esa cita resultase mejor que la anterior.

Me había maquillado tratando de imitar la forma en la que se pintaba Mélody, puesto que sentía que ella irradiaba cierto halo de sensualidad que yo no podía alcanzar. Quería gustarle a Miguel. Quería conquistarlo, que me desee y que me ame.

El tiempo que habíamos estado alejados sirvió para que me diese cuenta de lo mucho que me gustaba. Además, echaba de menos nuestras charlas y caminar a su lado las tardes en las que asistíamos a terapia.

Cuando abrió la puerta sentí que se me cortaba la respiración. Llevaba una camisa casual y unos jeans gastados. Estaba muy guapo.

Se acercó a mí y me dio un cálido beso en la mejilla. Luego subimos a su apartamento. Mientras estábamos en el ascensor, ninguno de los dos dijo nada, pero algunas veces no se necesitan palabras para decirle algo a otra persona. Me miraba como pidiéndome disculpas, estaba arrepentido y me miraba directamente a los ojos como queriendo comunicarse con mi alma. Nunca nadie me había mirado así, como si yo significase algo.

Cuando abrió la puerta me envolvió un dulce aroma a vainilla. En la mesita ratona había dos platos de cerámica con una porción de torta en cada uno. En el centro reposaba una tetera con unas tazas y una azucarera a juego.

—Huele delicioso. ¿Cocinaste tú? —pregunté con curiosidad.

—Sí. Gracias. Esperemos que también sepa bien. Ven —dijo mientras me tomaba de la mano para guiarme al sofá. El contacto con su piel provocó un hormigueo que me recorrió todo el cuerpo.

Nos sentamos uno junto al otro. Estábamos muy cerca, tanto que podía sentir su calor.

—¿Quieres un poco de té? —preguntó mientras servía agua humeante en su taza.

Sin mi ayer✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora