Capítulo 3: Entrenamiento

39 5 1
                                    

Narra Fos

Cuando llegamos a casa ya era algo tarde, cenamos y nos fuimos directos a la cama.

Tanto Méllon como yo estábamos muy nerviosos por su entrenamiento mañana, como compartíamos habitación nos pusimos a hablar un rato.

-Hermanito.

-Dime.

-No puedo dormir.

-Yo tampoco.

-¿Crees que podrás aprender a usar tus poderes bien?

-No lo sé, eso espero.

-Ojalá yo también tuviera poderes, debe de ser divertido.

-No sé, podría ser, oye ¿y si cuando aprenda a usarlos jugamos con ellos?

-¡Síiiiiiiiii! ¿Me lo prometes? -Me senté en la cama ilusionado.

Méllon se rió un poco.

-Te lo prometo.

-¡Wiiiiiiii! -Me tiré en la cama.

-Pero para eso primero tenemos que dormir ahora.

-Vale, buenas noches hermanito.

-Buenas noches Fos.

Esa promesa nunca se me olvidaría, a día de hoy la sigo recordando, y han pasado bastantes años.

------------------------------------------o---------------------------------------------

Narra Méllon

Por la mañana nos levantamos temprano, teníamos muchas ganas de aprender a usar mis poderes, nos pusimos los clámides y los cinturones y fuimos a una calle cerca de casa de Eiríkr para entrenar. Pasaba poca gente por lo que podríamos estar tranquilos, y si pasaba algo podíamos ir a casa de Eiríkr. Cuando llegamos Eiríkr ya nos estaba esperando, nos acercamos y nos saludamos con un pico, algo normal para saludarse entre amigos en esos tiempos.

Fos se sentó a la sombra a mirar y Eiríkr empezó a contarme lo que él hacía para usar los poderes, era algo bastante raro, debía imaginar un espacio en blanco y llenarlo con lo que yo quisiera, pero no lograba imaginar ese espacio. Tras intentarlo varias veces me concentré todo lo que pude, poco después estaba rodeado de absolutamente nada, había llegado a ese espacio en blanco, la zona vacía como la llamaba Eiríkr. Una vez ahí no podía hacer nada, no oía a Eiríkr ni a Fos ni crear nada como me había dicho Eiríkr, decidí volver a fuera, nada más pensarlo volví a estar en el mismo sitio donde estaba justo antes de entrar a la zona vacía, pero Eiríkr y Fos estaban confundidos, me extrañé. Me explicaron lo que había pasado, había desaparecido por completo, solo fueron unos segundos, pero había desaparecido, eso me dio a pensar una cosa, pero preferí callarme.

Eiríkr me dijo que para usar los poderes debía imaginar ese espacio colapsado con el mundo real, lanzó una piedra al aire y me pidió que la congelara en el tiempo. Pensé en la zona vacía, me concentré en la piedra y la imaginé quieta, nada más hacerlo, la piedra se detuvo, Eiríkr y Fos sonrieron y me felicitaron, entonces quise probar lo que había pensado un poco antes.

-Eiríkr, puedo hacer cualquier cosa que quiera siempre que tenga que ver con lo que controlo ¿cierto?

-Supongo ¿por qué lo preguntas?

No respondí, solo me concentre en el tamaño de la piedra, solo con imaginarme cómo se encogía ocurrió exactamente lo que pensé, la piedra redujo su tamaño, imaginé cómo se partía en dos y volvía a juntarse como si no hubiera pasado nada y efectivamente ocurrió lo que imaginaba. Sonreí hacía Eiríkr y Fos.

-Creo que también controlo el espacio.

Ambos se quedaron mirándome alucinados. Tras unas horas más de entrenamiento nos dio hambre, así que fuimos a casa de Eiríkr a comer, antes de salir de casa les habíamos preguntado si podíamos comer allí y nos dijeron que si nos dejaban por qué no, así que eso hicimos.

Después de comer volvimos al callejón y seguimos entrenando. Eiríkr me lanzó una piedra para ver si era capaz de reaccionar a un golpe real, aumenté mi velocidad para verlo todo más despacio, aumenté la masa de mi puño y reducí un poco la velocidad de la piedra, la golpee y se rompió. Fos se me lanzó encima.

Hermanitooo! ¡Hazme flotar! ¡Hazme flotar!

-Jeje, bueno, pero no muy alto, no quiero arriesgarme a perder el control.

Imaginé a Fos flotando a unos centímetros del suelo y ocurrió, al ver eso pensé algo. Empecé a levitar un poco, empecé moviéndonos poco a poco para no marearnos o hacernos daño y al final acabamos jugando en el aire el resto del día. Ese día fue el mejor día de mi infancia, aprendí a usar mis poderes y me lo pasé genial con mi hermano y nuestro mejor amigo, además, ya no debía preocuparme más por los abusones, acababa de desintegrar una piedra con el puño ¿por qué iba a volver a preocuparme?

¿No?

ElementalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora